Si lo que va a pasar este fin de semana en el Espacio Turina atrapa el interés de los melómanos consumados de la ciudad, todavía más atractivo puede resultar para quienes ansíen principiar en la afición a la llamada música clásica. La Orquesta Bética de Cámara y el Ensemble di Giove, una mañana sábado y la otra el domingo, ofrecen sendas buenas razones para dejar la comodidad del sofá y dirigirse hacia la calle Laraña. La primera, con un programa contundente, incontestable y sin experimentos: Wagner, Weber y Beethoven, nada menos; la segunda, con su espectacularidad consustancial, tanto por su indumentaria de época y su teatralidad como sobre todo por su música, que este domingo descubrirá al público presente unas obras sacras que probablemente nunca antes habían escuchado, pero firmadas por nombres tan poderosos como los de Haendel, Bach, Vivaldi, Monteverdi...

Mavi Diego, vicepresidenta de la Orquesta Bética de Cámara, ponía ayer el acento en el menor número de conciertos que ofrecerá este año su formación, entre otras razones por las obras del propio Espacio Turina, con lo que los que gusten de sus maneras harán bien reservándose mañana para ir a escucharlos. Recordaba también una peculiaridad esencial de su orquesta, como es el hecho de que esta pertenece no a una empresa ni institución, sino a los propios músicos, siendo su director, Michael Thomas, «uno más», hasta el punto de que sale y entra al mismo tiempo que los intérpretes, cosa insólita en el protocolo.

En este segundo concierto suyo de temporada, ofrecerán el Idilio de Sigfrido de Richard Wagner («que no es parte de una ópera, sino un regalo que le hizo a su mujer», explicaba Mavi); el Concierto para clarinete Nº2 en Mi b Mayor de Carl María Von Weber, con Antonio Salguero de solista («un músico extraordinario del Aljarafe, gran clarinetista que ahora el público sevillano va a tener la oportunidad de escuchar»); y la Sinfonía Nº 4 en Si b Mayor, op.60 de Ludwig Van Beethoven.

El domingo, Barroco. «Un concierto dedicado a la música sacra», comentaba ayer el director artístico del Emsemble di Giove, José Carrión, «con composiciones para nada escuchadas, una joya, un pequeño inventario de maravillosas piezas sacras», empezando por una de sus preferidas, el motete a una voz sola con diálogo Jubilet tota civitas, de Claudio Monteverdi, y terminando por la despampanante Streams of pleasure (del oratorio Theodora) de Georg Friedrich Haendel.

Carrión recomienda no fijarse solo en el atuendo barroco de los músicos y en su teatralidad, sino en hacer también lo propio con su música, en particular «atendiendo a la belleza de las líneas de canto, con esa riqueza enorme de ornamentaciones barrocas en la música».

Y algo muy importante también: durante los conciertos habrá talleres musicales infantiles: cuando los adultos compren la entrada, un niño tendrá acceso gratuito a la actividad (previa reserva de una plaza) para conciliar la vida cultural y familiar. Los niños trabajarán la misma música que sus padres van a escuchar en el concierto de forma más amena y divertida con juegos de ritmo, música y canto.