«En 2018 tendremos un gran título de ópera barroca en el Maestranza»

Fahmi Alqhai lleva desde 2009 al frente del certamen de música antigua más veterano de España. Su edición número 34 comienza mañana en la Magdalena con la música de Claudio Monteverdi

15 mar 2017 / 10:20 h - Actualizado: 16 mar 2017 / 08:24 h.
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  • El violagambista y director del FeMÀS, Fahmi Alqhai. / El Correo
    El violagambista y director del FeMÀS, Fahmi Alqhai. / El Correo

Es uno de los intérpretes con mayor proyección internacional, y su grupo, Accademia del Piacere, se mantiene en constante gira. Pero el sevillano Fahmi Alqhai (1976) se mantiene además asido a la dirección del Festival de Música de Sevilla (FeMÀS), que arranca mañana y se extenderá hasta el próximo 8 de abril.

—Lleva ocho años al frente del certamen. ¿Se parece cada vez más al festival que usted tenía en la cabeza cuando llegó?

—Mis deseos han ido cambiando y el FeMÀS ha ido superando fases. En todo caso, el certamen, lejos de estancarse, va a más; y ya estamos cerrando conciertos para las próximas ediciones. No podíamos haber tenido a algunos de los grandes nombres que vendrán estos días –Andreas Staier, García Alarcón, Herreweghe...— si no trabajásemos con mucha previsión.

—Al margen de La Pasión según San Mateo, que es el gran acontecimiento de esta edición, ¿qué programas le gustaría que no pasaran desapercibidos?

—Hay tres conciertos que he programado con mucho cariño y que forman un ciclo de mujeres violinistas; los que protagonizarán Midori Seiler y Rachel Podger, junto al programa del Ensemble Masques, que lidera Sophie Gent. Además, estos recitales cubren un arco que va del barroco pleno de Telemann a las Sonatas de Beethoven y Schubert.

—Hechas las dos grandes Pasiones de Bach, falta por abordar la ópera...

—Una ópera viste mucho, igual que, como se dice, un piano hace un salón. Pues bien, habrá que esperar a 2018, cuando tendremos un gran título de ópera barroca que daremos en versión concierto. De otro modo sería imposible, hacerla escenificada se llevaría todo el presupuesto del FeMÀS.

—¿Se ha planteado incluir en alguna ocasión a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla con un director especializado al frente?

—No conozco los entresijos de la orquesta; yo he vivido al margen del mundo clásico. No sé realmente cómo funciona y si podríamos abordar esa idea. Además, teniendo también aquí a la Orquesta Barroca de Sevilla creo que es mejor ponerles a ellos el director. Aunque si hacemos alguna vez Schumann o Mendelssohn quizás podíamos pensar en la ROSS, pero no me quita el sueño.

—¿Por qué se ha trasladado a última hora el concierto de La Real Cámara de la Iglesia de San Luis de los Franceses al Espacio Santa Clara?

—No hay ninguna explicación que yo pueda darle; ha debido ser una cuestión meramente técnica, como cuando estuvimos dos años sin poder utilizar Santa Clara por una puerta de emergencia que faltaba.

—¿Cree que el FeMÀS se vive en Sevilla con la misma intensidad que el Festival de Cine Europeo o la Bienal?

—Pienso que sí, porque estas cosas se notan. Nada más que sacamos las entradas a la venta se hicieron más de 20.000 euros de taquilla en la primera mañana. Hay gente que espera todo el año este Festival, que es muy crítica y muy seguidora, que me piden que traiga a tal o cual grupo. Y luego están, este año, las actividades de animación en la calle; que es una forma de salir de la cueva, de llamar la atención de quien aun no nos conoce.

—¿Empieza a ser un problema a la hora de programar tener que encajar al gran número de grupos sevillanos de música antigua que piden su sitio?

—¡Hombre, un problema no es! El FeMÀS le debe mucho a los músicos sevillanos, porque este certamen, hace años, no era más que un puñado de conciertos de grupos extranjeros que se metían en el Lope de Vega. Antiguamente estaban Caja San Fernando y el Circuito Provincial de Música, que apoyaban a los grupos emergentes. Esto ya no existe, y nosotros estamos aun más obligados a apostar por estas formaciones.

—¿Cuáles son las previsiones de público?

—Alrededor de 7.000 personas han acudido a las últimas dos ediciones, y esperamos crecer este año. No sé si un gestor cultural profesional podría predecir el éxito, pero creo que lo vamos a tener. ¿De qué depende? En un alto tanto por ciento de salir a la calle y darse a conocer, como estamos haciendo. Claro, y de la programación. He presenciado festivales que han quebrado porque las cosas se habían venido haciendo mal. El primer año no pasa nada, pero al tercero tienes la mitad de taquilla y hay que echar el cerrojo. El FeMÀS tiene músculo, en todos los años que llevo al frente de él no he notado pérdida de aliento.

—Ha programado en el Festival conciertos de heavy metal y recitales de fusión con el flamenco. Sobre el papel, esta edición en cambio, que ha titulado Musica Nova, es la más ortodoxa de todas.

—Tiene razón en que este es el Festival de Música Antigua más centrado en las músicas históricas, término que a mí me gusta mucho más. Pero es que entre los grandes conciertos dedicados a Monteverdi y La Pasión según San Mateo sentí que no quedaban muchas razones para meter cosas que no fueran literalmente músicas de época. Además, creo que el Festival no tiene que vestir todos los años el mismo corsé; quizá el año que viene hagamos una programación un poco más loca.