«En el flamenco, las mujeres somos un cero a la izquierda»

La cantaora Angelita Montoya graba ‘Versos olvidados’, un homenaje a las mujeres poetas de la Generación del 27, desconocidas para el gran público

02 jun 2017 / 21:55 h - Actualizado: 03 jun 2017 / 08:45 h.
"Flamenco"
  • La cantaora Angelita Montoya, en una imagen de archivo. / El Correo
    La cantaora Angelita Montoya, en una imagen de archivo. / El Correo

Aunque se las ha reivindicado en antologías, artículos y seminarios, siguen siendo unas grandes desconocidas. La Generación del 27, llena de talentos masculinos gigantescos como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre o Pedro Salinas, también tuvo mujeres brillantes que la Historia ha ninguneado. Se llamaban Concha Méndez, Zenobia Camprubí, Carolina Valencia, Cristina de Arteaga... Ahora, la cantaora Angelita Montoya ha puesto su voz al servicio de su rescate en un disco, Versos olvidados, que ve la luz con el impulso de GNP Producciones.

Con música original de Alejandro Cruz Benavides, el proyecto ha supuesto, en palabras de la propia artista sevillana, «un gran reto. Estoy muy contenta y orgullosa del gran trabajo realizado, y de haber prestado mi voz para reivindicar la obra de estas mujeres, para exigir para la mujer el sitio que todavía no tiene en esta sociedad», comenta Montoya.

La artista define asimismo a Cruz Benavides como «un gran descubrimiento. Alejandro me ha ayudado mucho, durante la grabación me decía que era una buena alumna. Ha sabido guiarme y sacar nuevos registros de mi garganta. Ha valido la pena, sin duda, porque siempre he creído que no hay que quedarse estancada en ningún género, siempre conociendo, por supuesto, tus capacidades, y llevándolas al límite. Además el piano, que es muy protagonista en este repertorio, siempre me ha encantado», agrega.

No ha sido sin embargo fácil adaptar los textos a las exigencias de la música, para ello, Angelita Montoya ha contado también con la ayuda de Jessica Ramos.

«Vengo del flamenco puro más tradicional», proclama Montoya, quien a la hora de enumerar a figuras con las que ha compartido escenario debe coger aliento: Fernanda y Gaspar de Utrera, Chocolate, Joaquín Cortés... «En este disco interpreto en modo recital para un público que quiere que le brinden el flamenco sin tanto adorno o dramaturgia como solemos ver últimamente en los teatros. Por otra parte, siempre he escuchado todo tipo de música, flamenco, clásica, árabe, de todo, y me siento ligada a todas ellas, lo que me permite abarcar un espectro amplio de estilos. Siempre me acuerdo, por ejemplo, de lo mucho que mi padre ponía en casa los discos de Frank Sinatra».

Además de las autoras citadas, Montoya ha tomado textos de Gloria de la Prada, María Teresa Roca de Togares, Casilda de Antón del Olmet, Josefa Pardo de Figueroa y Ana Maria Martínez Sagi. «Las letras a veces cambian, con algunas debo reconocer que hemos pasado fatigas, pero ya se sabe que la poesía no siempre es fácil de cantar. Jessica me lo advirtió: ‘Te vas a encontrar palabras extrañas que ni siquiera ha escuchado en tu vida’, me dijo, y así fue. Pero luego ves cómo quedan los versos de Concha Méndez por soleá, y parece que están escritos para el flamenco».

En cuanto al carácter reivindicativo del disco, Angelita Montoya asevera que «como en todos los ámbitos, la mujer flamenca está a un lado, somos un cero a la izquierda. Pero también en todos los ámbitos estamos defendiendo cada día que la mujer pueda estar ahí, que tenga su espacio. Todavía existe ese machismo, en todas partes, pero espero que algún día haya una balanza que lo compense».

Sobre sus ambiciones con este trabajo, la sevillana afirma que «el objetivo es que el público lo pueda escuchar, no porque sea yo, sino por todas las autoras que hay detrás. Y bueno, lo que quiero es seguir en este arte, tener mi pequeño lugar en él, y por ello lucho cada día. Ojalá, como dice mi compañera Mayte Martín, el flamenco llegue a estar bien mirado por las grandes compañías, sin que se confunda siempre el arte con el comercio», apostilla la cantaora.