Ese hermético circuito cultural

La cultura es un lujo abierto a todos, pero existe una oferta para élites

03 oct 2016 / 12:00 h - Actualizado: 03 oct 2016 / 12:00 h.
"Flamenco","Arte","Viajes","Una ciudad de lujo"
  • ‘San Antonio con el Niño’, un Murillo vendido en la casa de subastas Isbilya el año pasado por 900.000 euros. / Inma Flores
    ‘San Antonio con el Niño’, un Murillo vendido en la casa de subastas Isbilya el año pasado por 900.000 euros. / Inma Flores

En Sevilla, la cultura es tan escandalosamente barata y accesible, que queda poco lugar para el lujo. Aunque lo hay, por supuesto. Podemos disfrutar sin soltar un solo euro o un máximo de 20 de obras de Valdés Leal o Murillo, de conciertos en uno de los palacios más lujosos de España (el Real Alcázar) o de grandes montajes operísticos en el Teatro de la Maestranza. Dicen algunos que hasta se debería cobrar por mirar en algunos patios de casas del callejón del Agua o de la calle Verde.

La exclusividad es esquiva y no se publicita, pues la mayor parte del público adinerado no está excesivamente interesado por la cultura. Eso hace que de entre la élite económica aflore otra pequeña élite cultural. No hay oferta abierta de este tipo de públicos, pero quien pueda pagar estos productos, será encontrado, no les quepa duda.

El arte es una de las grandes inquietudes de estas élites. La Galería Rafael Ortiz, en la calle Mármoles, es probablemente la que mayor nombre tiene en cuestión de arte contemporáneo, una variedad artística que exige –aún más si cabe– un plus de preparación por parte del cliente. Aún así, gente como Rafael Ortiz abre sus puertas para que cualquiera pueda ver las obras expuestas, y está siempre solícito a informar sobre lo que se ve y sobre la obra de los artistas que exponen. En estos días se pueden ver obras de Jacobo Castellano, un escultor granadino que empieza a marcar tendencia en el ámbito del arte moderno. Sus obras pueden adquirirse en esta galería por un precio que oscila entre los 1.500 y los 15.000 euros.

Sin embargo, lo que prácticamente todas las élites valoran y buscan en Sevilla es el arte pictórico del Barroco. En la galería de subastas Isbilya se han llegado a vender recientemente obras de Murillo y Velázquez. De este último genio sevillano, por ejemplo, se vendió uno de sus retratos de Felipe IV en abril del pasado año por 750.000 euros.

José Muñoz es el director de esta que es la única casa de subastas de la ciudad, en la calle Jesús de las Tres Caídas. «Tenemos clientes fijos que viven en Sevilla, que son coleccionistas y viene habitualmente, pero también trabajamos para otros públicos; viene mucha gente de Madrid, por ejemplo». José insiste en que el negocio no tiene por qué estar orientado hacia clientes con alto nivel adquisitivo: «Se venden pequeños objetos por 40 euros». Sin embargo, la gran mayoría de estos lotes tienen de cinco a seis guarismos en el precio final.

Muchos de los consumidores de cultura de altísimo nivel vienen de fuera de la ciudad. Aprovechan su paso por Sevilla para «darse un homenaje» o vienen exclusivamente para disfrutar de algo muy concreto. Es el caso de los recitales privados, en los que el flamenco es sin ninguna duda es lo más solicitado. Pasar una velada con alguna de las primeras grandes figuras actuales (Poveda, Estrella Morente, Farruquito) está al alcance de muy pocos. No sólo es difícil de conseguir por el alto caché de estos artistas, sino también por su endiablada agenda. Es aquí donde entran en juego otros flamencos que, sin bien no tienen el cartel de los primeros, sí que pueden deslumbrar a cualquiera. Nos cuenta nuestro especialista de flamenco, Manuel Bohórquez, que del eje Utrera-Lebrija-Jerez hay un buen ramillete de artistas que se pueden encontrar en estos circuitos.

Pero, ¿cómo acceder a ellos? No hay agencias que se dediquen a mover a estos artistas, porque desde siempre ha funcionado otra cosa. Un amigo de un amigo de un amigo. De una manera u otra, es relativamente fácil llegar hasta el negociado de cualquiera de estas figuras. Otra cosa es poder contratarlos para cantar en una fiesta de cumpleaños, en una cena especial o, simplemente, traerlos a actuar al hotel donde te alojas.

Otro de los atractivos de Sevilla –especialmente para visitantes de alto nivel adquisitivo– es la ópera. El Teatro de la Maestranza se ha convertido ya en uno de los principales escenarios del bel canto en España. Para muchos de nosotros es un lujo asistir a una obra en un lugar en el que, además, tenemos una de las mejores orquestas sinfónicas de Europa. Sin embargo, hay quien se puede permitir asistir a una representación operística exclusiva.

Estos recitales para élites tienen que tener otra condición importante: el espacio. La mayoría de obras precisan un escenario relativamente amplio, en el que se puedan mover decorados o tenga sitio el coro. Ya existen opciones en Sevilla para poder disfrutar de estas «óperas privadas». En la Hacienda El Vizir, por ejemplo, existe este tipo de servicio, en el que media siempre una agencia que se encarga de contratar a artistas y técnicos. El Barbero de Sevilla y Carmen, lógicamente, son las obras más demandadas para ser representadas en este exclusivo local enclavado en pleno campo entre Gines, Valencina y Espartinas.

En ese cortijo precisamente tuvo lugar en las primeras semanas de septiembre un concierto privado para los clientes del crucero Silverwing, uno de los barcos de la naviera Silversea, especializada en circuitos de alto standing. Aquella cena en Gines fue amenizada nada más y nada menos que por la Orquesta de Cadaqués, uno de los grupos musicales con más caché de España.

Este tipo de exclusividad se vende sobre todo desde fuera. Son agencias extranjeras las que planifican eventos como los que hemos descrito. Martin Randall Travel, por ejemplo, organiza desde Londres viajes a todo el mundo con contenidos exclusivos. El paquete que se ocupa de Sevilla se llama Essential Andalucía-Spain’s southern province, y comparte la ruta con Córdoba y Granada principalmente. El billete cuesta 3.700 euros... pero estas «excursiones» se pagan aparte.

Si el visitante de alto nivel lo tiene claro, el sevillano tal vez no tanto. A nivel cultural, prácticamente todo lo que encontramos en nuestra ciudad es en sí un lujo accesible a casi todos. En la búsqueda de la exclusividad, los caminos son, o bien herméticos, o bien en dirección a las grandes capitales europeas.