Espectacular y efectista

Obra: El Alcalde de Zalamea. Lugar: Teatro Lope de Vega, 10 de febrero. Compañía: Compañía Nacional de Teatro Clásico. Texto: Calderón de la Barca. Versión: Álvaro Tato. Dirección: Helena Pimenta. Interpretación: Nuria Gallardo, Carmelo Gómez, David Llorente, Pedro Almagro, José Carlos Cuevas, Clara Sanchis, Jesús Noguero, Óscar Zafra, Fracesco Carril, Álvaro de Juan, Sánchez, Álvaro de Juan, Alba Enríquez, Rafa Castejón, Joaquín Notario, Egoitz Sánchez, Alberto Ferrero, Jorge Vicedo, Karol, Wisniewski, Blanca Agudo.

11 feb 2016 / 20:36 h - Actualizado: 11 feb 2016 / 20:36 h.
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No es la primera vez que la Compañía Nacional de Teatro Clásico monta este clásico de Calderón de la Barca, de hecho esta es la tercera. Tal vez por ello Helena Pimenta haya optado por otorgar a esta nueva versión una puesta en escena espectacular y efectista, a caballo entre el teatro clásico y el contemporáneo.

No en vano esta singular directora se ha distinguido por dar a las obras clásicas un tratamiento contemporáneo, irreverente y trasgresor. De la misma manera, este montaje otorga un revestimiento formal propio del teatro contemporáneo aunque la trasgresión ha cedido en favor de la espectacularidad. Es una tentación evidente, teniendo en cuenta que se trata de una producción fastuosa que no escatima en medios. Da gusto ver, en estos tiempos de escasez y recortes, a un elenco veinte intérpretes habitando un escenario revestido de grandiosidad, con una escenografía tan funcional como magnánima, un vestuario tan exquisito como elocuente, y un espacio sonoro que eleva el tono trascendental del relato.

La versión de Álvaro Tato es bastante fiel al verso y a la historia original, tal vez demasiado. Con esta obra Calderón se atreve a cuestionar el valor del honor, que justificaba que las mujeres merecieran morir a manos de sus padres o hermanos si tenían relaciones sexuales extramatrimoniales, consentidas o no. Pero se trata de una rebelión tímida, de la que el autor se sirve para destacar otro valor: la justicia, a la que otorga un carácter universal. De ahí que, situada en su contexto, esta obra fuera portadora de un espíritu revolucionario. Aunque no puede decirse lo mismo de esta versión. No obstante, cabe destacar que Tato imprime fluidez a la dramaturgia sin dejar de regodearse en la riqueza del verso, que por cierto no todos los intérpretes abordan de la misma manera. Claro que se trata de un elenco tan variado como diverso al que Pimenta marca un movimiento actoral absolutamente vertiginoso. David Llorente derrocha vis cómica, Jesús Noguero y Joaquín Notario abordan sus personajes con derroche de maestría y Carmelo Gómez roza la genialidad en su papel de alcalde. Lástima que Nuria Gallardo no acabara de darle la réplica.