«Este disco ha sido como si estuviera empezando otra vez»

Manuel Lombo canta por divertirse. En pleno conflicto catalán, abre sus conciertos con el himno nacional. Ahora presenta ‘LomboXBambino’, y está como niño con zapatos nuevos

22 nov 2017 / 20:35 h - Actualizado: 22 nov 2017 / 20:36 h.
"Flamenco","Música","Conciertos","Entrevista"
  • El cantante Manuel Lombo, en una imagen promocional de su nuevo disco.
    El cantante Manuel Lombo, en una imagen promocional de su nuevo disco.

Lombo por Bambino es el título de lo último de Manuel Lombo. Un guiño a un mito desaparecido que forma parte de ADN artístico del nazareno, con cuyas canciones creció y con el que ha revisitado ahora uno de sus territorios más propios: el de la copla. Y un tiempo igualmente legendario para cualquier músico: los setenta.

—En este disco vuelve a apuntar al corazón, sin importar el estilo ni el camino, ni mucho menos lo que tengan que decir los puristas.

—Yo no creo que haya ningún purista que me pueda decir nada porque yo nunca he ido de nada. Mis comienzos vienen de hacer flamenco ortodoxo, pero en cuanto me desmarco de ese flamenco ortodoxo digo: eh, que yo soy cantante, que yo no soy cantaor, así que no creo que haya nadie que me pueda decir esto sí, esto no.

—¿Qué le ha dado este disco?

—Lo que más me ha sorprendido ha sido la respuesta del público. Todo el mundo me ha dicho que esto era lo que tendría que haber hecho yo hace diez años, que esto es lo mío.

—Siempre se ha sentido cómo con las colaboraciones. ¿Cómo ha sido ahora cantar con Lolita y con Marina Heredia?

—A nivel profesional, son dos nombres de mujer que aportan mucho a este disco. Marina, ahora mismo, yo creo que en el mundo del flamenco, si no es la voz femenina por antonomasia, es una de ellas. Y a Lolita no la vamos a catalogar de leyenda porque no tiene edad para serlo, pero es un mito vivo; ha sido superespecial a nivel personal. Y muy divertido. Hemos recordado muchas cosas.

—Dice que este disco no lo ha hecho por superar ningún reto personal como artista, sino sencillamente para divertirse.

—Siempre he hecho lo que me ha apetecido. Unas veces me he equivocado, otras he acertado, otras he acertado más, y en este caso ha sido sencillo. Esto vino a raíz de una producción que me propusieron para el Teatro de la Maestranza, yo me encontraba en un momento de mi vida nuevo en todos los sentido, había terminado con una casa discográfica y con una oficina de mánagers y empezaba desde cero, empezaba con dos socias en una empresa que estaba empezando, y ha sido para mí como si estuviera empezando otra vez.

—¿No han dicho nada en Dos Hermanas de ponerle una calle?

—Ja, ja, ja, ja. Yo creo que todavía es pronto, pero además, me siento superbien tratado por la gente de Dos Hermanas y por el Ayuntamiento. Siempre, siempre, siempre. No tengo absolutamente ninguna queja.

Y en cuanto a la gente, excepto el día del Valme, que me tengo que hacer cuarenta y ocho mil quinientas treinta y tres fotos, después es normal. Nunca me he sentido molesto, al revés. Aunque vivo en Sevilla, tengo allí a mi familia, mi grupo de amigos y todo. Y estoy muy contento con cómo me quieren en Dos Hermanas.

—Sus últimos conciertos han comenzado con el himno de España. ¿Qué le parece lo de Cataluña?

—Hay muchas personas en la vida que no se encuentran. Estamos llenos de ideas irracionales por nuestra educación, por nuestra cultura, que no son verdad. Yo tengo inquietudes religiosas, soy católico, me encantan los toros, soy taurino y estoy a favor de la vida. Y llega un momento en que te tachan de cosas, en que te sientes como un bicho raro, y después te das cuenta de que no, que hay mucha gente como tú, pero solo que estamos más callados. En este tema que vivimos ahora mismo de ruptura, es verdad que hay mucha gente que quiere romper, mucha, pero espérate porque somos más los que queremos vivir unidos. A mí de todas maneras no me preocupa porque todo es cíclico; se ve a lo largo de la historia del hombre cómo todo declina y luego vuelve a resurgir, es así. Ahora nos va a tocar otra vez a nosotros. Y creo que se está poniendo de manifiesto en muchas cosas. Creo que van a empezar a mejorar muchas cosas, sobre todo vamos a empezar a sentirnos libres y a decir las cosas como son. En los conciertos donde ha sonado primero el himno nacional, la gente estaba realmente emocionada. Salía ya con la gente entregada. Era increíble. Los músicos lo hacían. Y además, con ayuntamientos de todos los colores. Eso es lo interesante y lo bonito de esto. Pensar de manera diferente y llevarse bien. Ahí está la verdadera democracia.

—¿En qué cosas de su disco nos recomendaría que nos fijáramos bien?

—Este disco se caracteriza por el tipo de arreglo que tiene. Exceptuando un tema en el que hemos hecho una versión más moderna o actual, introduciendo un son cubano en el tema de Mi amor es mío, el resto es muy fiel a la música de Bambino de los años setenta. Yo la nota general que quería en este trabajo era que sonara a los años setenta. Además, creo que está muy en la corriente de todo lo que se lleva ahora vintage, retro... y yo pedía a los guitarristas: meted la mano, no seáis finos, golpead la guitarra, que se vea cómo golpeáis y cómo hacéis ritmo. Los jaleos, igual. Yo les decía: quiero unos jaleos como se hacían antes, que el cantaor decía una palabra y el que jaleaba la repetía tres veces o le hacía una pregunta sobre la palabra que había dicho. Tu decías quiero, y él te preguntaba qué quieres. Pues aquí hemos hecho lo mismo. Yo creo que hay que fijarse en eso.