Eurovisión sigue prendada de Suecia

Måns Zelmerlöw vence en Viena con su pegadizo ‘Heroes’ pese a ser acusada de plagio. Edurne queda en el pelotón de cola con sólo diez puntos en el marcador

24 may 2015 / 00:56 h - Actualizado: 24 may 2015 / 15:28 h.
  • Edurne, anoche en su actuación en el Wiener Stadthalle de Vienna.
    Edurne, anoche en su actuación en el Wiener Stadthalle de Vienna.

Salvo sorpresas, Eurovisión, en cuanto a países vencedores, se mueve en el sota, caballo y rey. Anoche Mans Zelmerlow y su país, Suecia, se impusieron con más de 300 puntos sobre la cantante Polina Gagarina (Rusia), que capitaneó el panel de puntos durante todo el primer tramo. Y sobre el remedo de Il Divo, Il Volo, por Italia. Poco importó que el tema del escandinavo, Heroes, hubiera sido acusado de plagio en las jornadas previas. El pop bien presentado pero tópico de Zelmerlow conquistó al público del certamen. España quedó en el pelotón de cola (puesto 21). Edurne defendió Amanecer de manera convincente, pero la canción daba de sí lo que daba...

Austria ha presentado un espectáculo a la altura de uno de los países con mayor tradición cultural de Europa, dando incluso cabida y exhibición a su imponente tradición clásica con la intervención del percusionista Martin Grubinger. Sin embargo, los vicios que castigan Eurovisión volvieron a hacerse presentes. El inglés continúa pasando como una apisonadora por encima del políglota viejo continente. Y el pop; contagiándolo todo, colándose en cada canción; venga del country, del funky o del dance, en todas y cada una de las canciones escuchadas anoche el pop emergía como elemento globalizador, haciendo de Eurovisión un festival mucho más previsible y aburrido de lo que pudiera ser si los diferentes países se atrevieran a presentar propuestas que contrastaran unas con otras.

Por el camino, como es también común, quedaron estupendas canciones que hubieran merecido una mejor posición. Es el caso de la defendida por Knez, de Montenegro. Adio es un tema cantado en su idioma original, abiertamente folclórico, pegadizo y con una coreografía de enorme potencia. El dúo estonio formado por Elina Born y Stig Rästa, aunque quedó en el ‘top ten’, aspiraba y hubiera merecido el podio. Su canción, sobria y ejemplarmente interpretada, poseyó una musicalidad que logró imponerse en medio de la atonía generalizada.

Pero Eurovisión también es espectáculo. Y este vino servido en bandeja de plata por tres países que se quedaron en el pelotón de cola: Serbia, Letonia y Georgia. La primera, a cargo de la rotunda Bojana Stamenov, resultó ser una versión sui generis de Europe living a celebration. Los otros dos países optaron por dos solistas femeninas; el país báltico optó por el tema más arriesgado de todos; una mezcla de música electrónica con rock de musical, mientras que el país del cáucaso presentó a una suerte de Madonna con un tema muy efectivo.

Australia, como país invitado, se tomó muy en serio anoche su presencia en Viena. Guy Sebastian y su Tonight again tendrá mucha más vida al margen del Festival, aunque no era plausible que anoche venciera.

Inexplicable la aportación swing de Reino Unido, un tema pésimo que coreográficamente sobrepasó el ridículo. Grecia optó por una aburrida balada a lo Celine Dion; y Rumanía prefirió una canción lacrimógena de tono, cómo no, pop.