En Anochece en la India, el director sevillano Chema Rodríguez nos contaba con mayor o menor acierto la historia de un anciano que decide volver al país que frecuentó cuando era un joven hippie. Otra localización exótica, y la búsqueda de raíces, protagoniza su nueva película, que no cuenta aún con fecha de estreno, a pesar de llevar más de un año montada. En Los gigantes no existen Rodríguez nos traslada a la guerra que asoló Guatemala en los años ochenta, para contarnos la historia de un niño secuestrado con fines terapéuticos por un miembro de la guerrilla que masacró su pueblo. Pero aquí todos tienen miedo, el niño, su madre de acogida, tocada por otra tragedia colateral, e incluso su secuestrador, amenazado por el gobierno y la patria a la que sirve con más o menos convicción. Rodríguez y su guionista, León Siminiani, nos cuentan esta historia como si fuera un cuento, ahorrándole tremendismo y efectismo barato, pero logrando transmitir toda su fuerza interior, trasladando el dolor y la impotencia de la contienda. Yno necesita recurrir a estéticas imposibles ni desaliñadas para hacerlo, sino utilizando recursos tradicionales, buscando un buen acabado formal y la empatía con el público gracias a un niño protagonista de encanto natural y atracción para la cámara. Un emocionante cuento de supervivencia en el que lo positivo y la esperanza se anteponen a la crueldad y la sinrazón de forma ejemplar y edificante.

Proyección especial. España-Guatemala, 2016. 82 min.

Dirección: Chema Rodríguez

Intérpretes: Rafael Rojas, José Javier Martínez, Marta Tuyuc, Luis Carlos Pineda