Menú

«Falta atrevimiento en el flamenco, no humor»

David Palomar, Riki Rivera, El Junco y Roberto Jaén llevan ‘¿Qué pasaría si pasara?’ al Central

13 mar 2018 / 10:17 h - Actualizado: 13 mar 2018 / 10:23 h.
"Flamenco"
  • El elenco de ‘¿Qué pasaría si pasara?’. / El Correo
    El elenco de ‘¿Qué pasaría si pasara?’. / El Correo

David Palomar, cantaor gaditano, acudió un buen día como público a ver qué presentaban en el Mercado de la Merced sus amigos Riki Rivera, El Junco y Roberto Jaén. «Me encantó ver que improvisaban mucho, pero sobre todo me di cuenta de que llevaba mucho tiempo buscando un guion como ese», recuerda. «Hablé con ellos de preparar un texto nuevo, incorporarme al elenco y buscar una dirección escénica externa, de modo que pensamos en Ana López Segovia. Así surgió ¿Qué pasaría si pasara?».

El espectáculo, que ya ha podido rodar por varios escenarios españoles, llega esta noche al Teatro Central de Sevilla con todo el papel vendido. Definido por Riki como «una obra en movimiento constante para cuarteto flamenco extrovertido», se propone «desenmascarar la ojana, embustes e hipótesis que nos ha ido metiendo la historia flamenca, además de aportar nuestra versión. Por otra parte, intenta hacer ver la importancia del presente y lo positivo de estar siempre en movimiento».

«No es exactamente una obra cómica, aunque tenga mucha guasa», apunta Palomar. «Buscamos más bien el doble sentido, la ironía, el sarcasmo, la idiosincrasia gaditana vista desde el flamenco. Queremos llevar nuestro día a día de la calle al escenario, pero tampoco es carnaval». Según el cantaor, «destapamos cosas y ponemos en entredicho estructuras que consideramos muy sólidas, y dejamos claro que estamos condenados al influjo del movimiento», dice. «Nosotros pensamos simplemente en divertirnos».

Cuando se le pregunta si el flamenco actual adolece de un exceso de solemnidad, lo niega en principio. «Yo no lo veo tan serio, lo que sí pienso es que está en un momento de estancamiento creativo y de falta de atrevimiento. Por eso cualquier cosa que surja con chispa y buena onda parece que sorprende».

De lo que no le cabe la menor duda es de que «el arte es libre, está en continua evolución, y ahí tenemos por ejemplo a Rocío Molina o a El Niño de Elche. Si a alguien no le gusta, que no vaya a verlos, pero un artista de verdad no va a privarse nunca de crear porque el gusto del público vaya por aquí o por allá. En nuestro caso tampoco se trata de gustar a todo el mundo, solo hemos intentado hacer algo distinto a lo que se viene haciendo. Y nos permite poder cambiar mucho según el escenario en el que estemos, lo que lo hace aún más apasionante», apostilla.