Como gran parte del cine portugués que vemos a través de festivales – del comercial no tenemos apenas noticias -, este film resulta absolutamente desconcertante. Bajo apariencia de comedia amable, nos topamos con un librero y escritor sin inspiración que parece buscar en la vida cotidiana el motivo que le impulse a volver a escribir, mientras se conforma con una existencia apacible en la que las pequeñas cosas y el mínimo esfuerzo sean los protagonistas. Encuadres precisos, colores vivos y grandes contrastes de luz, enmarcados en formato de 35 mm., componen el aspecto visual de esta cinta en la que parece estar analizándose el valor de lo perdurable, lo imperecedero y clásico, frente al consumo rápido y el ritmo vertiginoso de una vida en la que todo cambia a la velocidad del rayo. Ramiro, el librero protagonista, se rodea de personajes estrambóticos, como son una adolescente embarazada, su abuela en estado de shock, un amigo faldero y un exconvicto condenado por violencia de género, sobre todos los cuales la cinta pasa con intención sencillamente observadora, sin sentenciar ni valorar, dejando que todo fluya a su aire y estilo sin más remedio para quien se acerque a participar de su extraña propuesta que aceptarla tal cual y, como mucho, procurar entender cuál haya sido la motivación de sus guionistas y realizador, o abandonarse sin más a sus caprichos. El tono es amable y distendido, los resultados tan anodinos como faltos de sustancia.

Ramiro *

S. Oficial. Portugal 2017 104 min.

Dirección: Manuel Mozos Intérpretes: António Montágua, Madalena Almeida, Fernanda Vitor Correia, Sofia Marques