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‘Fidelio’ en el Patio de los Naranjos

Crítica de la ópera ‘Fidelio’, de Beethoven, que se representa en el Teatro de la Maestranza en tres funciones dirigida por Pedro Halffter

25 oct 2017 / 20:54 h - Actualizado: 25 oct 2017 / 23:00 h.
"Ópera","Críticas","Pedro Haffter"
  • Wilhelm Schwinghammer y Thomas Gazheli son dos de los intérpretes que protagonizan estas funciones de Fidelio en el Teatro de la Maestranza. / Jesús Barrera
    Wilhelm Schwinghammer y Thomas Gazheli son dos de los intérpretes que protagonizan estas funciones de Fidelio en el Teatro de la Maestranza. / Jesús Barrera

Aunque en las imágenes que acompañan este texto no atisbe a Sevilla por ninguna parte, mucho menos el Patio de los Naranjos, le aseguramos que la ciudad está presente, no solo en la obra original de Beethoven a partir del libreto de Friedrich Treitschke, que por supuesto, también en la puesta en escena que ideó José Carlos Plaza en 2007 por encargo del Teatro de la Maestranza y que estos días se repone.

Otra cosa es cómo. Sevilla aparece en un par de postales explícitas. Una, mediante unos naranjos en la lontananza, dos; con una panorámica de la Catedral esbozada en una maqueta manifiestamente mejorable. No se pretendía un Beethoven de sevillanas maneras, pero la creación escénica funciona de manera desigual. Es hábil (y económico) el que toda la acción suceda emparedando a los cantantes entre dos inmensas losas de color óxido –trasunto geométrico de la prisión del relato beethoveniano–. Se originan así claroscuros interesantes y todo el conjunto destila un tenebrismo apreciable. Pero, en este contexto conceptual, chirrían demasiado las concesiones costumbristas, que parecen un excesivo guiño al público más conservador. Tampoco nos parece ni mínimamente interesante el vestuario, tópico y feísta, ajeno a la abstracción del continente que cobija a los diferentes intérpretes que entran y salen de la escena. Finalmente, algunas de los momentos alusivos a la opresión carcelaria pasan desapercibidos en un recreación en la que todo o casi todo sucede en primer plano.

Felizmente, si la escena no nos interesa, queda lo estrictamente musical. Y es ahí donde estas tres funciones de Fidelio juegan su mejor baza. Todos los cantantes, sin excepción, destacan. Cierto es que ninguno se impone, pero tampoco es que la partitura lo ponga fácil, ni estamos ante un vehículo de recreación vocal, de esos que tanto gustan a quienes van a la ópera con los bravos ya preparados en el gañote. Ya tendrán estos su ración.

La soprano Elena Pankratova fue un Fidelio de canto muy bien proyectado, segura en el rol, con exquisito fraseo, modulación y agilidades. Es posible que hoy sea una de las mejores voces para encarnar este papel. Destacó también el carcelero Rocco, al que da vida el bajo Wilhelm Schwinghammer, sobrio y sin agotamiento, con una buena y jugosa, bien matizada, línea de canto. El barítono Thomas Gazheli se apoyó más en la potencia –que la tiene, tanta como para ganarse el favor del público– que en los detalles; siendo la suya una interpretación más dada al trazo grueso, pero sin caer en lo insuficiente, cumpliendo razonablemente. Excepcional Mercedes Arcuri, Marzelline, una soprano que rara vez deja de gustarnos. Se enfrentó a complejos números de conjunto en los que acabó imponiéndose con un fraseo delicado y un timbre rotundamente bello. El tenor Roberto Saccà, Florestán, pareció estar esforzándose durante toda la función. Cantó bien, aun con cierta tendencia al engolamiento. Pero se le intuyó, puede que equivocadamente, cierta incomodidad. Cumplidores Adrian Eröd, Beñat Egiarte, Moisés Molina y Francisco Proietti. Y muy notable la intervención del Coro del Maestranza, poderoso y de formidables gradaciones.

En el foso, la ROSS ofreció un Beethoven adusto; a tono con la negrura escénica. Hubo mordiente y vivacidad en la lectura de Pedro Halffter, quien hizo una ejemplar pero un tanto personal versión de Fidelio. Pero, aun con garra, la orquesta se mantuvo dominada en una media voz, cuidadosa ante las voces y con una cuerda, en algunos pasajes, como en sordina; una visión de una llamativa sequedad. La inclusión de la Obertura nº 3 de Leonora después de la liberación de los amantes y antes de la de los presos propició un paisaje orquestal de sincera belleza. Un momento álgido.

Ópera

Fidelio

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Teatro de la Maestranza. 24 de octubre. . Intérpretes: R. Saccà, E. Pankratova, W. Schwinghammer, M. Arcuri, B. Eguiarte, T. Gazheli, A. Eröd, M. Molina, F. Proietti. Coro del Teatro de la Maestranza. Director del coro: Íñigo Sampil. Escenografía e iluminación: Francisco Leal. Vestuario: Pedro Moreno. Director de escena: José Carlos Plaza. Gregor Acuña-Pohl, ayudante. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Director: Pedro Halffter. Producción: Teatro de la Maestranza. Próximas funciones: 27 y 30 de octubre.