El culturismo ha sido una práctica física asignada tradicionalmente a los varones. Los cuerpos musculados de los hombres han sido carne de exhibición desde sus orígenes, allá en el ocaso del siglo XIX. En cambio, el de las mujeres ha permanecido al margen hasta bien entrado el XX. Como disciplina ha diferenciado desde el principio marcas de rol entre hombres y mujeres: fortaleza frente a debilidad, agresividad frente a pasividad, rapidez frente a lentitud o agresividad frente a ternura.

La historia de Pearl es sencilla. Después de cuatro años de preparación, la culturista Léa ultima su presentación en la final de una competición internacional, cuando su exmarido se le presenta para pedirle ayuda; se trata de un pequeño favor que la altera y la obliga a tomar una decisión.

Está dirigida con poca fortuna por Elsa Amiel, mujer que ha trabajado como ayudante de dirección en películas con directores de la talla de Bertrand Bonello, Noémie Lvovsky, Emmanuel Finkiel o Mathieu Amalric.

La idea de construir un melodrama con mujer y culturismo es además de novedosa atractiva. Otra cosa es como se desarrolla y su producto final. Fallido a ojos del cronista, porque a una puesta en escena confusa en la que abundan un exceso de efectos buscando la autoría, se le añade un guión caprichoso, lleno de situaciones forzadas y personajes estereotipados. Ni rompe ni invita a reflexionar. No interesa ni lo que cuenta ni como lo cuenta, carece de fuerza, garra y emoción. Resulta paradójico con semejante temática. Floja y decepcionante, de poco ha servido contar con el plus de la participación de la culturista suiza Julia Föry y el prestigioso actor escocés Peter Mullan. Ha tenido mucha suerte al ser seleccionada para la sección oficial del Festival de Sevilla.

Pearl *

Francia, Suiza 2018 82 min.

Dirección Elsa AmielIntérpretesJulia Föry, Peter Mullan, Mathieu Amaric, Arieh Worthalter, Vidal Arzoni, Agata Buzek.

Drama. Sección Oficial