Con un tono abiertamente celebrativo, festivo, se clausuraba ayer la 35 edición del Festival de Música Antigua de Sevilla (FeMÀS) en el Teatro de la Maestranza. Lo hacía de una de las mejores formas posibles, saludando el regreso del conjunto inglés The King’s Consort, una de las formaciones más relevantes del panorama de la interpretación de las músicas históricas, capitaneado además por un nombre fundamental, Robert King, cuya sola mención conculca en la mente del melómano una personalidad insoslayable y absolutamente reconocible en lo tocante a este mundo sonoro barroco.
Toda la primera parte estuvo dedicada a la recreación de la celebérrima Música acuática de Haendel; una lectura que fue un prodigio en todos los sentidos. Imposible imaginar (e incluso encontrar, por más que la discografía sea amplia) una interpretación mejor. King condujo a sus músicos con un dechado de inventiva, con tempis rápidos pero también con un sentido de la majestuosidad (trompas espectacularmente afinadas y con soberbia proyección) absolutamente inglés. Y aunque esta partitura corre por las venas de la formación, no fue solo una magistral recreación dicha con piloto automático. Hubo inflexiones en cada una de las danzas, sugerentes retenciones, reexposiciones de los temas con todo lo lujo de dinámicas y una gradación de planos instrumentales que permitió al público vivir un momento de auténtico gozo musical. Por cierto, la flautista (y violinista) Rebecca Miles mereció mención aparte por su manera de señalar, de realzar, las inflexiones rítmicas en sus virtuosas intervenciones
Al mismo nivel llegó la suite de Las Boreades, de Rameau, beneficiada por un orgánico de amplios efectivos, lo que no siempre suele ser habitual cuando de escucha (en directo) de música barroca hablamos. King de alguna forma sintetiza lo mejor de la interpretación con criterios historicistas, siendo atento por igual a los contrastes, a los finales afilados, pero también a la exposición más flexible y lineal de las melodías, algo que advertimos especialmente en la interpretación de la obra del compositor francés. Muy en serio se tomó el conjunto la Música para los reales fuegos artificiales, de Haendel, paladeada con una majestuosidad que más parecía prologar un fasto que no poner la conclusión al mismo, en este caso al Festival de Música Antigua de Sevilla. Un acierto pleno (otro más) del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) al que solo cabría pedirle que, en la ciudad, no solo apueste -como bien hace- por la música del pasado, también por la del presente.
Teatro de la Maestranza. 24 de marzo. Programa: Obras de Haendel y Rameau. Intérprete: The King’s Consort. Robert King, director. 35º Festival de Música Antigua de Sevilla.