Roman Kolinka, que ya trabajó con la joven directora Mia Hansen-Love en Eden y El porvenir, se convierte ahora en el protagonista de su nueva historia, que parece un pretexto para tomarse unas vacaciones en una India de postalita. Tras ser liberado de su cautiverio en Siria, un periodista francés vuelve a París para descubrir que tiene que romper con su pasado y hacer un viaje de autodescubrimiento y regeneración a la India, donde conoce a la joven hija de un potentado y hostelero amigo con la que iniciará una etapa de tonteo que habrá de derivar en una historia de amor. La sensación global de instrascendencia que transpira toda la película hace que aunque inofensiva se disfrute relativamente, como algo inocuo y carente de interés. Entre paisajes idílicos y paseos evocadores, la película advierte cierto interés cuando se adentra en la occidentalización de la población más anglófila del país, la que más ha mantenido sus costumbres e idioma y más se acerca en modos de vida a la nuestra. Por lo demás, el encanto de sus protagonistas y la invitación a viajar por el colorista país, sin que falten templos, monos, vacas sagradas, pájaros exóticos y playas paradisíacas, no sirven más que como un karma de postal, más propio de reclamo de una agencia de viajes que de una cinta seria con un punto de partida tan dramático. Algún apunte sobre la especulación inmobiliaria no sirve para dar mayor empaque a una cinta endeble y absolutamente coyuntural.

MAYA **

Francia-Alemania 107 min..

Dirección: Mia Hansen-Love. Intérpretes: Roman Kolinka, Arashi Banerjee, Suzan Anbeh, Judith Chemla, Alex Descas, Pathy Aiyar, Pascal Hintablian. Sección oficial