Fue hace 15 años que la Orquesta Barroca de Sevilla (OBS) interpretó por última vez el oratorio La Resurrezione HWV 47, de Georg Friedrich Haendel (1685-1759). Entonces la dirigió Eduardo López Banzo. Esta noche (20.30 horas), en el Teatro de la Maestranza, será el italiano Enrico Onofri quien se ponga al frente de este conjunto para volver a interpretarla (entradas, de 14 a 36 euros) en el marco de la clausura del Festival de Música Antigua (FeMÀS).
«Muchos músicos todavía se acuerdan de aquella primera interpretación. Luego, individualmente, la mayoría la hemos tocado con otras orquestas, pero sigue siendo una obra muy compleja de poner en pie», explica en un receso de los ensayos el director artístico de la OBS, Pedro Gandía. Justamente por ello, Enrico Onofri ha cancelado cualquier compromiso con los medios para concentrarse en la ejecución de la partitura que se oirá esta noche en el coliseo del Paseo Colón. «Será una lectura muy personal. Él quiere destacar mucho los aspectos más teatrales y operísticos del oratorio», explica.
En realidad, «que Haendel decidiera llamar a La Resurrezione oratorio nos parece hoy casi una excusa para hacer una ópera en un contexto religioso», considera Gandía. La obra tiene «una enorme instrumentación muy bien utilizada, llena de cambios dinámicos y con asociaciones tímbricas originales», detalla. Dos flautas, tiorba y viola da gamba forman parte del orgánico de una orquesta que debería ser aun más nutrida. «Sabemos que se estrenó con 22 violines, y deberíamos tenerlos a nuestra disposición», dice. Pero los rigores presupuestarios han obligado a una reconsideración del número de atriles convocados.
Aunque de la partitura existen dos versiones, Onofri ha elegido la primera de ellas, en la que se respetan todos los recitativos y arias de la obra. Él es el principal director invitado de la OBS. «Tuvimos dos referentes, Barry Sargent y Monica Huggett. Hoy día con Onofri nos sentimos muy cómodos en el repertorio italiano que conoce tan bien, además trabaja excelentemente con los cantantes», dirá Gandía.
Hablando sobre ubicaciones, para la orquesta «el Maestranza es nuestro teatro natural», considera. En él tocarán esta noche y volverán a hacerlo en mayo, junto a la soprano Roberta Invernizzi. «En el Lope, a pesar de las dificultades acústicas, nos encontramos razonablemente bien, pero la Orquesta precisa un espacio más grande por una razón de peso; tenemos más público del que cabe allí», reivindica el responsable artístico de la formación. En su perenne nomadismo ahora la OBS ha visto además como ha sido desalojada por completo su oficina de las instalaciones que la Hispalense gestiona en el edificio de la calle Madre de Dios –Cicus– y tampoco tienen comprometido por ahora el respaldo presupuestario de la Universidad de cara a una nueva edición del proyecto de recuperación de patrimonio, Atalaya. Tampoco tienen un lugar fijo de ensayos. Esta Resurrezione se ha gestado, llamativamente, en un espacio tan singular como la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en el barrio de la Macarena.
Las sopranos Francesca Aspromonte y Alicia Amo, la contralto Marina de Liso, el tenor Fernand Guimarães y el bajo Luigi de Donato completarán esta noche el reparto vocal del concierto.