La Caracolá de Lebrija ya no se celebrará más al fresquito de la marisma

Este año también se hará en el teatro, acabando con 52 años de tradición

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
26 may 2017 / 07:00 h - Actualizado: 26 may 2017 / 07:00 h.
"Flamenco","La Gazapera"
  • Imagen de Antonio Canales actuando en la Caracolá del año 2003. / Pepo Herrera
    Imagen de Antonio Canales actuando en la Caracolá del año 2003. / Pepo Herrera

Cuando se crearon los festivales de flamenco al aire libre, primero en Utrera, con su famoso Potaje Gitano, y luego en casi todos los pueblos de Andalucía, se abrió una nueva etapa para este arte, que algunos llaman otra edad de oro. Uno de sus encantos era precisamente que estos festivales de verano se celebraban en plazas públicas, patios de colegios o mercados de abastos, y eso atraía a miles de personas al Pojate de Utrera, la Caracolá de Lebrija, la Yerbabuena de Las Cabezas o El Gazpacho Andaluz de Morón.

A nadie se le hubiera ocurrido en aquellos años meter un festival de verano en un cine de invierno o en un teatro cerrado. Sin embargo, en Lebrija lo han hecho ya: su famosa Caracolá, con más de medio siglo de historia, se celebró el pasado año en el Teatro Juan Bernabé, cambiando el fresquito natural de la marisma por el aire acondicionado o la cervecita fresquita por la botellita de agua mineral.

Este año también se hará en el teatro, acabando con una tradición de cincuenta y dos años. De momento parece que no son muchos los pueblos que siguen ese camino. Arahal es uno de los que también celebran ya su festival en el teatro, en vez de en la hermosa Plaza del Cristo, donde a las doce de la noche, cantara quien cantara en ese momento, sonaban las campanas, a veces por seguiriyas o por soleá.

La Caracolá ha cambiado su formato, siguiendo el modelo de Arahal, Los Palacios o La Puebla de Cazalla, lo que está muy bien porque, en el caso de Lebrija, el festival se celebrará del 7 al 22 de julio, casi como una Bienal chiquetita. La pregunta es si se podría haber hecho lo mismo sin acabar con la gran noche en la Plaza del Hospitalillo, con lo que era La Caracolá de verdad.

En la Puebla de Cazalla también celebran a Reunión de Cante Jondo en varios días, pero su gran noche, la del festival de verdad, se sigue celebrando en el patio de La Fuenlonguilla, uno de los marcos más hermosos que he visto jamás para celebrar una buena noche de cante jondo. ¿Se imaginan que el Ayuntamiento decidiera llevarse la Reunión a la Bodega Fuentes o a algún otro local cerrado?

Uno de los motivos por los que la Caracolá se celebra en el Teatro Juan Bernabé es el económico, porque la producción es menos costosa. ¿Menos que hacer una Caracolá de dos semanas? Lo cierto es que donde hay patrón no manda marinero y que uno de los festivales más genuinos de Andalucía ha cambiado, en unas cosas para bien y en otras para mal. Lo de acabar con la gran noche en la Plaza del Hospitalillo ha sido un error mayúsculo, sin ánimo de polemizar con nadie.

Junio ya está a la vuelta de la esquina, como el calor, y por fortuna la mayoría de los grandes festivales de flamenco de verano se siguen celebrando al aire libre. El día 24 será el Potaje Gitano de Utrera, dedicado este año a Miguel Funi. Y el día 30, el de Coria del Río, que tiene lugar en el patio del Colegio del Cerro, un marco precioso. Y ya no pararemos hasta septiembre. Decenas de miles de personas de toda España, y de otros países, saldrán de sus casas para vivir con intensidad el ambiente de los festivales al aire libre huyendo del aire acondicionado de la oficina o el de sus propias casas. Así se hacía en la Sevilla del siglo XIX, como podemos ver en grabados y cuadros de la época, porque el calor de nuestra tierra invitaba ya a buscar el fresquito de la noche. Y sigue haciéndolo. En Lebrija también, pero su gran noche pasó a la historia en una maniobra fuera de compás.