La Carbonería reabre sus puertas

La taberna cultural inaugura su forzoso emplazamiento en el jardín, al que se accede por la calle Céspedes. La Junta dice que ha hecho lo posible para parar el desahucio

22 jul 2016 / 21:51 h - Actualizado: 23 jul 2016 / 10:37 h.
"Flamenco","Arte","Patrimonio"
  • Vista parcial del jardín, nuevo emplazamiento en el que desde ayer continúa en funcionamiento La Carbonería. / José Luis Montero
    Vista parcial del jardín, nuevo emplazamiento en el que desde ayer continúa en funcionamiento La Carbonería. / José Luis Montero
  • El desahucio del local de Levíes se hizo efectivo el jueves. / J. L. M.
    El desahucio del local de Levíes se hizo efectivo el jueves. / J. L. M.

La consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar, puso este viernes de manifiesto que por parte de su Consejería «se ha ido a la protección mayor, a lo más» en el caso de La Carbonería, y dijo que si al final se «consuma» el desahucio –que de hecho, ya se ha producido, tal y como contó ayer este periódico–, como consejera y persona que ha asistido a actos culturales celebrados allí, así como ciudadana, le «dolerá en el alma» y espera que en el poquito espacio que va a quedar «siga hablando la cultura».

En declaraciones a los periodistas tras presentar la proyección del documental Víctimas sin llanto en la Casa de la Provincia de Sevilla, Aguilar recordó que respecto a La Carbonería se ha incoado el expediente para declararla Lugar de Interés Etnológico para proteger «no sólo el espacio y el lugar, sino también la actividad que allí se producía».

A tal respecto, precisó que «otra cosa distinta» es el espacio de litigio judicial entre las partes, donde «no podemos de ninguna de las maneras ni debemos entrar». En ese sentido, tanto la Junta como la Consejería de Cultura «han hecho aquello que tenían que hacer en función de una realidad objetiva y fácilmente comprobable».

Según la consejera, se está hablando de un sitio «singular de Sevilla, con una historia extraordinaria en el ámbito cultural y que era un espacio para la cultura y para la expresión de la libertad, así como un espacio referente en Sevilla, en Andalucía y en España entera». Aguilar insistió en sus palabras y aseguró que a La Carbonería «se le ha dado la máxima protección posible», pero que «hay otro escenario donde la Administración no puede ni tiene nada que decir porque es un espacio particular», concluyó Aguilar.

Tampoco la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) que el Ayuntamiento de Sevilla impulsó con rapidez durante las pasadas semanas ha servido para frenar el lanzamiento. Sin embargo, tal y como su actual responsable, Pisco Lira, anunció, la historia del lugar no ha puesto aun el punto y final. Explicó que seguirían en el jardín, un espacio menos emblemático que el interior, pero del que no los pueden echar. Dicho y hecho. Ayer mismo La Carbonería reabrió sus puertas con un nuevo acceso, mudando el antiguo de la calle Levíes al de la vecina calle Céspedes. «Empezaremos a entrar por allí, retomaremos la vida y veremos qué puede hacerse», comentó hace unos días Lira a este periódico. Nadie esperaba sin embargo que la readaptación se produjera en tan corto espacio de tiempo.

De puertas adentro, en La Carbonería se vivió el pasado jueves una jornada rotundamente luctuosa. La emblemática chimenea que presidió durante décadas esta taberna flamenca, sonora y literaria había desaparecido por completo. También se desgajó de la pared un inmenso cartel del festival jondo de Mont-de-Marsan. Sillas, mesas, libros, todo el atrezzo fue siendo parsimoniosamente borrado. En unas cajas se apilaban muchas noticias enmarcadas que glosaron momentos históricos de este escenario, que abrió sus puertas, sin hacer el menor ruido, en los últimos días de 1975.