Aunque no quiera arrogarse ningún protagonismo, el guitarrista jiennense, radicado en Sevilla, Pedro Rojas-Ogáyar está llamado a erigirse en una personalidad esencial en el panorama de la música contemporánea española. Ese es, por otra parte, su firme propósito. Miembro del ensemble Proyecto Ocnos –con una muy activa vida musical en la ciudad–, acaba de publicar en el sello discográfico La Mà de Guido su primer disco a solo, Excepciones, que presentará el 9 de diciembre en la Fundación Valentín de Madariaga.
«El álbum es fruto de mi inquietud por el repertorio actual. He venido tocando mucha música nueva que los conciertos se han encargado de filtrar», explica. Todo empezó con una obra en concreto, el Cuaderno de Friedenau, de José María Sánchez-Verdú (1968). «Para mí esa composición es un hito, fue la primera obra contemporánea que abordé y con ella empezó mi pasión por la música de hoy. Me siento muy cómodo tocándola», dice al respecto.
Pero el guitarrista ha querido ir más lejos. Esta no es solo una colección de música actual. «Quise estrenar una obra, por eso pedí al compositor sevillano Alberto Carretero que escribiera una. Así es como nace Oud, basada en el instrumento árabe del mismo nombre; es una fascinante reflexión sobre el mundo árabe a través de un lenguaje transgresor pero lleno de resonancias simbólicas», detalla.
¿Por qué el título del álbum, Excepciones? «Las piezas que he grabado son las únicas composiciones para guitarra de sus autores, de ahí esa idea de ‘catálogo de excepciones’», cuenta. Pero hay más. Porque Rojas Ogáyar ha rehusado obras concebidas por compositores-guitarristas. «Se escriben piezas muy técnicas pero de poco valor compositivo. Músicas hechas por colegas que no tienen ningún tipo de repercusión, nacen y mueren cuando se estrenan y están huérfanas de estética, no se inscriben en ninguna tendencia. Mi deseo es ir encargando obras, crear un importante catálogo de música contemporánea para guitarra», argumenta.
«La guitarra es un instrumento que está generando un modelo endogámico peligroso, con festivales sin apenas repercusión que nada más interesan a guitarristas», lamenta. Por eso él tiene claro quién es su referencia, el instrumentista alemán Jürgen Ruck, «que trabaja con los más importantes compositores de vanguardia centroeuropeos».
En el disco también están representados músicos como Benet Casablancas (1956) con sus Tres peces per a guitarra, Mauricio Sotelo (1961), autor de El amor imposible o Solo, de César Camarero (1962). Pero para aligerar la intensidad, Excepciones da cobijo a partituras de Xavier Montsalvatge, Manuel de Falla y Roberto Gerhard. «Quiero que cualquier persona disfrute con este disco, y creo que la música del siglo XX no se ha explicado de forma razonable. Por eso casi siempre me gusta mirar atrás y contextualizar dónde estamos hoy, conectar, por ejemplo, a Agusti Charles (1960) con Joaquín Turina (1882-1949)».