La literatura ya estuvo antes allí

El proyecto World Literary Atlas propone desde Sevilla una guía literaria universal

27 jul 2015 / 19:26 h - Actualizado: 27 jul 2015 / 19:28 h.
"Literatura"
  • Elisabeth Breil y Pablo Santiago, impulsores de World Literary Atlas. / El Correo
    Elisabeth Breil y Pablo Santiago, impulsores de World Literary Atlas. / El Correo

Ahora que muchos usuarios de internet se marchan de viaje o esperan hacerlo pronto, además de las guías que indican cuál es el mejor restaurante de nuestro destino, el hotel con las mejores vistas o los monumentos imprescindibles, parece irresistible acudir a la literatura en busca de otras pistas: aquellas que reflejan cómo vieron y vivieron tal o cual ciudad los más grandes escritores, a veces siglos antes de nuestro tiempo. Y para no volverse loco persiguiéndolos en las bibliotecas, dos jóvenes emprendedores, la diseñadora gráfica Elisabeth Breil, barcelonesa, y el periodista Pablo Santiago, cordobés afincado en Alemania, han ideado una web que pone las cosas muy fáciles. Y lo han hecho desde Sevilla.

Así, el World Literary Atlas (www.worldliteraryatlas.com) se propone como «el primer atlas literario universal e interactivo de la historia de la humanidad», según sus impulsores. «Hablando un día con Pablo, nos dimos cuenta de que cuando vas a viajar a un lugar es relativamente encontrar datos, pero no tanto descripciones de autor, un olor, una sensación, algo menos superficial. Y nos dijimos que sería bonito mezclar lo literario y lo geográfico. Así nació el World Literary Atlas», recuerda Elisabeth Breil.

Desde el principio tuvieron claro que se trataría de una web tipo Wikipedia, de carácter colaborativo, y de fácil acceso. «No hace falta registrarse para publicar una cita. En cambio para modificarlas sí», añade Breil, quien confía en la «inteligencia colectiva» para recoger fragmentos interesantes que posteriormente son geolocalizados por ella misma.

Por el momento, son 456 las citas que se han podido plasmar en la página. «Son muy bonitas y muy bien contextualizadas», dice Breil, orgullosa de poder lucir estos contenidos en cinco idiomas –español, inglés, francés, catalán y alemán– «y las versiones en portugués y gallego ya casi están, a iniciativa de la pequeña comunidad que se está formando alrededor de la página».

Una de las grandes ventajas del World Literary Atlas respecto de otros proyectos es su escasa inversión inicial. «Solo tuvimos que poner dinero para la programación, que corrió a cargo de la empresa jiennense Delirium Coder. También es cierto que por el momento no pensamos en ganar dinero con esto, está planteado como algo a largo plazo y ahora de lo que se trata es de que se dé a conocer todo lo posible», comentan los responsables.

«Claro que nos encantaría que fuera un medio de vida, pero es difícil», admiten. «De momento no somos empresa, ya veremos cómo hacemos. Lo ideal sería que algún aliado inversor pudiera darle un empujón a la web, pero de momento lo vivimos como una pasión y no como un trabajo», añade Breil.

En cuanto a las eventuales reclamaciones por derechos de autor, Breil comenta que «nos acogemos al derecho de cita, por supuesto citando siempre las fuentes. Siempre aconsejamos a los usuarios colaboradores no poner fragmentos de un tamaño excesivo. Por lo demás, creemos que en lugar de atentar contra esos derechos hacemos algo que interesa a los editores y a los autores. De lo que se trata es de que la gente busque los libros de los que son extraídas las citas».

Un éxito instantáneo

El lanzamiento del World Literary Atlas se produjo en el pasado mes de abril, y según afirman «la respuesta ha sido mucho mejor de lo que esperábamos. Imaginábamos que gustaría, pero no que sería tanto bombazo. Desde que Carlos del Amor nos hizo un reportaje para el telediario de Televisión Española, todo se ha disparado», explican.

¿Y ahora? «Lo más difícil vendrá después de este boom, será un momento duro», afirma Breil sin perder del todo la sonrisa. «Todo esto empezó como algo muy pequeño, pero tenemos que estar preparados para el momento en que pasen cinco días sin que nadie meta una cita», concluye.

De momento, esa perspectiva parece lejana, y el World Literary Atlas sigue recibiendo aportaciones a pleno rendimiento. Y todavía queda el mundo entero por descubrir...