Buena iniciativa la de programar cuando finaliza el Festival de Cine Europeo un concierto de música barroca utilizada en películas. La Sinfónica tenía previsto otro, con composiciones de Fernando Velázquez (Lo imposible, Un monstruo viene a verme), pero problemas técnicos parecen haberlo impedido. La cita con las nuevas generaciones de la Orquesta Barroca tenía otros dos componentes especiales. Por un lado su carácter familiar, enfocado para atraer nueva afición, niños y niñas que acompañados de sus padres se vayan acercando al placer de la música. La cosa funciona, porque mientras no hubo música se podían oír las voces de los más rebeldes, pero en cuanto empezaba a sonar, dejaban de molestar. ¡Qué cierto es que la música amansa las fieras! Y por otro lado tratarse de una ocasión más para poner en valor el trabajo de estos jóvenes que sacrifican su tiempo para salir adelante en sus estudios, el conservatorio y los ensayos.

No podemos más que agradecer la agotadora labor de Valentín Sánchez para sacar adelante este proyecto académico, tan enriquecedor para la vida musical de la ciudad como para esta juventud, mucha de la cual no se dedicará a la música, pero habrá sacado mucho partido de su disciplina y sensibilidad. En el programa piezas muy conocidas, lo que hace aún más severo el nivel de satisfacción con la interpretación ofrecida. Discutible la elección de algunas, pero la plantilla manda y con una orquesta sólo de cuerda no se puede elegir lo más significativo en cada caso, por ejemplo el Concierto para clarinete de Mozart en Memorias de África, en lugar del allegro del Divertimento K.136, dicho con tanta irregularidad y desequilibrio como el Concierto para dos violines en re menor de Bach, extraído de Hannah y sus hermanas, donde brilla más el Concierto para clave en fa menor del mismo autor. Faltó la clavecinista para dar más cuerpo y color al conjunto, pero una indisposición de última hora lo impidió.

Con mucho brío y considerable nervio atacaron la Llegada de la reina de Saba de Haendel, incluida en Cuatro bodas y un funeral. La versión original de la Sarabanda también de Haendel sonó justa y precisa, en lugar del arreglo que realizó Leonard Rosenman para la banda sonora de Barry Lyndon. Los acordes sostenidos del Canon de Pachelbel (Volver a empezar, Gente corriente) acusaron más debilidad y falta de afinación que los más enérgicos de la Música nocturna de las calles de Madrid de Bocherini (Master and Commander), quizás la pieza que más destacó, con un fandango impecablemente defendido por la violonchelista Irene Rico. La interpretación de esta obra logró generar en quien escribe una profunda y sincera emoción. Otra violonchelista, Auxi Bozada exhibió flexibilidad y lirismo en el tercer movimiento del Concierto en mi menor de Vivaldi; le faltó sin embargo algo más de emotividad y proyección. Naturalmente todos y todas (ellas doblaron en número a ellos) mejorarán con más práctica y esfuerzo. Sin duda lo harán.

JOVEN OBS **

Otoño Barroco. Joven Orquesta Barroca de Sevilla. Valentín Sánchez Venzalá, director. Programa: Un barroco de cine (obras de Pachelbel, Bocherini, Haendel, Vivaldi, Mozart y Bach). Espacio Turina, domingo 11 de noviembre de 2017