El escritor irlandés Oscar Wilde está considerado como uno de los mayores autores teatrales del siglo XIX; sus obras más reconocidas, El abanico de Lady Windermere, Un marido ideal o La importancia de llamarse Ernesto se siguen representando a día de hoy con gran éxito en teatros de todo el mundo. También destacó como poeta, ensayista, y como escritor de cuentos y novelas. De estas dos últimas facetas destacan obras como El fantasma de Canterville, El príncipe feliz o El retrato de Dorian Gray, esta última, una de las más representativas, ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones.

Reconocido en su época por su trabajo y por su caústica e incisiva incontinencia verbal, tras los estrenos se paseaba por salones, teatros y tugurios desafiando normas y azuzando y divirtiendo con su humor a la intransigente sociedad victoriana. Pero en la cresta de su éxito cae en desgracia al ser acusado de sodomía. De poco o de nada le sirvió a Wilde el prestigio y su consideración de eminencia porque por semejantes actos fue acusado de indecencia moral grave. Ello le supuso una condena de dos años de cárcel y la realización de trabajos forzados. Su ascenso, éxito y posterior caída a los infiernos fue llevada al cine dos veces en el año 1960, la primera fue Wilde, realizada por Gregory Ratoff y la segunda, The trials of Oscar Wilde que tuvo como protagonista a Peter Finch y fue dirigida por Ken Hughes. Más tarde ya en 1997 y con el protagonismo de Stephen Fry y la dirección de Brian Gilbert se vuelve a rescatar para el cine su tumultuosa vida.

Cinematográficamente hablando conocemos sus logros, sus intimidades de alcoba por lo que fue reprobado, el juicio al que fue sometido, la condena y los dos penosos años que pasó en la cárcel. Nada de sus últimos tres años de vida.

The Happy Prince narra estos últimos años de vida y lo hace retomando el título de uno de los famosos cuentos del genio irlandés. Cuando sale de la cárcel se traslada a la ciudad francesa de Rouen acompañado de su fiel amigo lord Alfred Douglas. Allí toma conciencia del escarnio público al que ha sido sometido, de su ruina económica y de la imposibilidad de estabilizar su vida. Lo pretende con su estancias en Nápoles o en París, en los intentos de reconciliación con su pareja o con sus hijos, pero ya es tarde, el estigma y las miserias del pasado pesan demasiado y sumido en la indigencia, terriblemente débil, la enfermedad termina con él.

Bien narrada, posee una esmerada puesta en escena y una excelente labor interpretativa en la que destacan Rupertt Everet, Edwin Thomas o Colin Firth. Es pues un relato juicioso y entretenido que engrandece y humaniza a un gran artista. The Happy Price termina siendo el epílogo que cierra la estimulante y transgresora vida de un gran hombre, la denuncia de la maldad de unas normas que condenaron a la persona y maltrataron al creador.

The Happy Prince ***

Alemania, Bélgica, Italia, Reino Unido 2018 104 min.

Dirección Rupert EverettIntérpretesRupert Everett, Colin Firth, Colin Morgan, Edwin Thomas, Emily Watson, Tom Wilkinson.

Drama. Special Screenings