Cuando se nos quitó el complejo y el cine español dejó de darnos vergüenza –por alguna especie de trauma relacionado con el régimen franquista y con su expresión cañí–, aparecieron de pronto ante la vista un montón de títulos que, mirados con honradez y sin prejuicios, resultaron ser todo un muestrario de talento, de arte, de valentía, de profesionalidad. Uno de esos filmes cumple ahora cincuenta años y la Fundación SGAE y Asecan le rinden homenaje en el Casino de la Exposición con una muestra fotográfica que pone las cosas en su sitio. Es La tía Tula, del jiennense Miguel Picazo, sobre la novela homónima de Miguel de Unamuno.
No se trata de una fría recopilación de fotogramas, sino de una verdadera exposición, en el sentido más cabal de la palabra, que permite al visitante traspasar el telón que cubría las antiguas pantallas decine y meterse en los preparativos, las emociones, las curiosidades de una producción que se inscribe en lo que se ha llamado el nuevo cine español nacido en los años sesenta, un epígrafe bajo el que se cobijan directores como Mario Camus, Carlos Saura, José Luis Borau, Basilio Martín Patino y, entre otros, este Miguel Picazo del que en la misma muestra se ofrece un interesante retrato.
Como se explica en los paneles repartidos por el ala izquierda del Casino, conforme se entra, «La tía Tula es, a pesar del tiempo transcurrido, una obra de plena vigencia y uno de los mejores retratos de la sociedad española del franquismo. Picazo replantea el texto de Unamuno y lo hace suyo, profundizando en temas que aún hoy sorprende que se tocasen en aquellos tiempos de represión, La osadía de su autor tuvo consecuencias y la cinta sufrió numerosos cortes que se han perdido. En esta exposición, partiendo del material fotográfico de los archivos de Miguel Picazo, se recuperan muchos de estos momentos».
Por supuesto, la muestra está llena de fotogramas, que es lo suyo. Pero también de detalles preciosos tanto para el cinéfilo como para cualquier persona sensible a los placeres de la memoria. Sobre todo, está la carta que la actriz Aurora Bautista escribió al director y donde, en papel con membrete del Alvear Palace Hotel de Buenos Aires, le hace saber de su interés por este proyecto. No tarda mucho en hacerlo tras unas breves líneas de salutación en las que la artista lamenta que le llegase devuelta su misiva anterior, enviada desde México, lo que la lleva a tomar la prevención de enviar esta a través de su hermano. «Me cuenta mi hermano que tenéis, casi en firme, la posibilidad de realizar La tía Tula en coproducción con Argentina. No sabes la alegría que esta noticia me ha producido, pues siempre que me han preguntado qué película haría próximamente (...) les he dicho que La tía Tula, a las órdenes del cineasta español Picazo». Y muchas más cosas que cuenta la carta, aunque para saber qué pone en ella habrá que pasarse por el Casino de la Exposición.
En este precioso edificio se podrá conocer, entre otros detalles curiosos de esta producción cinematográfica, que la película se tituló Concha en las primeras sinopsis y guiones. Y que se censuraron escenas tan atrevisídimas como la protagonista poniéndose desodorante. Es solo parte de una muestra muy recomendable que se puede visitar de 11 a 14 y de 17 a 20 horas, desde hoy hasta el próximo viernes.