«Las orquestas no se llevan bien con las impurezas»

La compositora Diana Pérez Custodio, tras estrenar una pieza electroacústica en el CAAC, prepara ahora dos ambiciosos espectáculos con música electrónica y reflexiona sobre lo que significa componer ‘en femenino’

28 nov 2015 / 21:59 h - Actualizado: 29 nov 2015 / 23:04 h.
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  • La compositora Diana Pérez Custodio, fotografiada en el Monasterio de la Cartuja. / José Luis Montero
    La compositora Diana Pérez Custodio, fotografiada en el Monasterio de la Cartuja. / José Luis Montero

Sin temor a equivocarnos, Diana Pérez Custodio (Algeciras, 1970) es la más inclasificable compositora andaluza. Hace un par de semanas estrenó en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) su pieza electroacústica Compra mi silencio, en el marco del ciclo Trashumancias. Con su aportación, aquel concierto subió enteros. La obra era un homenaje al también compositor Luigi Nono. Una de sus múltiples y plurales inspiraciones. Porque si hay algo que define la personalidad de Pérez Custodio es su afán por salirse del contorno académico.

Ella misma se empeña en esto con el acuñamiento del término «música impura» para referirse a sus creaciones. «Llevo años reflexionando sobre este concepto y me reafirmo en que mi música sale de la vida, de mis experiencias, no de la música misma», dice. Que su camino no sea ni el más fácil ni el más ortodoxo poco le preocupa. «No me fijo en si voy por autopista o por una carretera secundaria. Las circunstancias me llevan de un sitio a otro. No estoy en contra de ninguna otra opción, pero la mía es esta».

Su premeditada desubicación estética le ha llevado a abrazar la performance, el arte sonoro, la música orquestal, el teatro musical, la ópera «...y si de algo puedo estar orgullosa es que cada una de mis piezas, con más éxito o menos, salen de forma sincera», dirá. Radicada en Málaga, donde ejerce como profesora de composición, reconoce que el haber echado raíces en Andalucía «tiene su cara y su cruz»: «Va en contra de mi proyección pero a favor de mi improyección. Y me preocupa menos lo primero que la posibilidad que tengo de explorar con calma dentro de mí». «De todos modos –continúa– tengo suerte, prácticamente estreno todo lo que compongo». Y tiene en perspectiva un espectáculo de teatro musical, en colaboración con Ana Sedeño, sobre «los nueve agujeros del cuerpo». «A eso sumo que voy a trabajar pronto en un espectáculo de gran formato sobre el placer», avanza la compositora.

En 2009 dio a luz, «con muchas dificultades», la obra 12 piedras. Ritual. «Resultó una gestación muy dolorosa, fue tremendamente complicado estrenarla, hubo por medio incluso un robo y la obra se dio con interrupciones involuntarias». Por eso acaricia el deseo de volverla a presentar. Porque ha sido su creación más personal, «un rito in música», dice parafraseando a Claudio Monteverdi con su fundacional ópera Orfeo, «favola in música». «Es una partitura –para soprano, palmera, intérprete, electrónica, electrónica en vivo y cinta– que inicia otra senda». En realidad, casi ninguna de las creaciones de Pérez Custodio es costosa de presentar en concierto, por su dedicación a los entornos electrónicos y a la música de cámara con pocos instrumentos. «No tengo nada en contra de la orquesta sinfónica, pero no siento predilección por ella, además esta no se suele llevar bien con las impurezas de mi música», añade.

En su obra hay una femineidad indisimulada. La misma que le ha llevado a ser invitada a numerosos foros sobre mujeres compositoras, un formato de encuentros que mira con cierta inquietud. «Siempre digo lo mismo, hay cosas que arreglar, pero no creo en las trincheras. No pienso que sea lógico sustituir los puestos de poder, ni veo prudentes las cuotas de igualdad, hay que hacer un trabajo a un nivel mucho más profundo», reflexiona.