Tres nuevos episodios o cuentos conforman esta segunda parte de las particulares Mil y una noches de Miguel Gomes. Si en la primera asistíamos a los factores que han generado la actual situación de crisis portuguesa y quienes se enfrentan a ella a través de la lucha o la resignación, ahora toca el turno a las víctimas. El tono vuelve a ser grotesco, con una considerable dosis de ingenio e imaginación y un uso moderado del humor. Esta vez predomina un tono agrio y deprimente, si bien el segundo episodio, Las lágrimas de la jueza, contiene uno de los momentos más cómicos y delirantes de la trilogía, prodigio de construcción en el que como si de muñecas rusas se tratara, se van relatando diferentes situaciones que encajan unas en otras de forma laberíntica. Un criminal forajido de la justicia que vive en su particular paraíso y acaba vitoreado por un pueblo que admira su enfrentamiento con la autoridad, una jueza que intenta resolver y castigar diferentes conductas punitivas redimidas por la pobreza y la necesidad, y un perro que pasa de mano en mano sin extrañar a sus anteriores dueños, gente en situación desesperada en un barrio marginal, son los ingredientes de un circo que pasará a la historia como referente de una época maldita y unos gobernantes no solo incapaces de resolver tanta penuria sino suficientemente granujas como para sacar provecho de ella
Las mil y una noche
El desolado
(***)Sección oficial. Portugal-Francia-Alemania-Suiza, 2015. 131 minutos. Dirección: Miguel Gomes. Intérpretes: Crista Alfaiate, Joao Pedro Bénard, Margarida Carpinteiro, Chico Chapas, Luísa Cruz.