Una de las lunas de Júpiter es Europa, en cuyo interior se cree pueda haber vida. Y Europa es una vez más el continente analizado y puesto en duda en una producción que posiblemente sea la más ambiciosa y cara del último cine húngaro. La firma Kornél Mundruczó, un habitual del Festival de Sevilla, donde ya presentó Delta, Tender Son y White Dog. Jupiter’s Moon supone sin duda un paso más allá, con sofisticados efectos visuales utilizados de forma considerablemente poética y original, creando momentos de inusitada belleza en torno a un refugiado sirio con poderes mágicos que le hacen curar sus heridas y levitar como si de un ángel, un santo o más probablemente un mesías se tratara. Bien es sabido que las noticias dejan de serlo en cuanto los medios lo deciden, y la vergüenza húngara con el drama de los refugiados sirios dejó de serlo hace mucho, pero el sector más comprometido del país no olvida y Mundruczó construye de esa manera una enrevesada trama en la que mezcla el delicado tema con los atentados islámicos, la corrupción policial y la falta de apoyo de una Europa que prefiere mirar hacia otro lado antes que arriesgar sus privilegios. El cóctel llega sin embargo a resultar indigesto por acumulación, y no funciona en su plenitud ni su denuncia ni su aspecto de cine de acción, pero queda esa poesía visual y una espectacular planificación global que quizás sirvieran para llevarse el premio a la mejor película en el Festival de Sitges. Mención especial merece la espléndida banda sonora de Jed Kurzel (Macbeth, Assassin’s Creed).

Jupiter’s Moon ***

EFA. Hungría-Alemania 2017 123 min.

Dirección: Kornél Mundruczó Intérpretes: Merab Ninidze, Zsombor Jéger, György Cserhalmi, Mónika Balsai