Lola Caracola somos todos

Al Alba Teatro lleva a la Sala Cero una función infantil sobre la integración y la autoestima

02 mar 2017 / 16:30 h - Actualizado: 02 mar 2017 / 23:02 h.
"Teatro"
  • Fali Cruz Benavides y Maka Rey, en un momento de la representación de ‘Lola Caracola’, de la compañía sevillana Al Alba Teatro. / El Correo
    Fali Cruz Benavides y Maka Rey, en un momento de la representación de ‘Lola Caracola’, de la compañía sevillana Al Alba Teatro. / El Correo
  • Anabella Hernández. / El Correo
    Anabella Hernández. / El Correo

Dice Anabella Hernández que Lola Caracola somos todos. Y que diga otra cosa: si lo ha escrito ella. Y además, con esa intención generalizadora. Autora del texto de esta función infantil y miembro de la compañía sevillana Al Alba Teatro desde hace seis años, esta dramaturga y actriz argentina se encuentra de nuevo en Sevilla, donde esta semana su formación vuelve a citarse en la Sala Cero con el público de cualquier edad para ofrecerle un espectáculo con alta concentración de valores: amistad, integración y autoestima son los predominantes. Los pequeños abandonan el teatro contentos, dice Anabella, pero los mayores todavía más, curiosamente. «Los adultos salen emocionados porque, claro, empatizan mucho con el personaje principal, Lola Caracola, ya que todos alguna vez nos hemos sentido diferentes, o apartados, y entonces a los adultos es algo que les llega mucho».

El problema no es la diferencia: es sufrir por su culpa. Como cuenta la compañía en la sinopsis, la historia gira en torno a Lola, una niña extranjera que acaba de llegar a la ciudad y sus nuevos compañeros de clase, al verla diferente, se burlan de ella. Atormentada por las risas que suscitan sus peculiaridades, Lola se esconde en su mundo solitario, como si se refugiara en una caracola... Un día, Lola, cansada de sentirse rara, se pone frente al espejo y desea con todas sus fuerzas ser otra persona, ser como los demás. Entonces algo mágico sucede: el espejo le abre una puerta a El otro lado, donde todo es posible y donde aparecen personajes diversos que le enseñaran que ser diferente es original.

«Es una obra que no decae», se enorgullece la autora. «Se canta durante toda la obra en vivo y en directo, no hay play-back. Y son solamente dos actores: una actriz, que es Maka Rey, que hace el personaje principal, y Fali Cruz Benavides [el director de la compañía] que hace cuatro personajes diferentes. Nos ha pasado que niños e incluso adultos han pensado que eran actores diferentes. Con muy pocos recursos y una historia muy simple, hacemos muchas cosas solamente con la magia del teatro. La escenografía es muy cómic, todo el vestuario lo hemos desarrollado en la compañía, la historia es mía...», señala, valorando lo que la función tiene de cosa autóctona, autogestionada y valiente. «El vestuario es muy colorido. Llevamos ya cinco años haciendo obras infantiles, y lo que hemos descubierto es que el tema de poner una historia con la que cualquiera pueda empatizar pero al mismo tiempo unos personajes que no parezcan tan reales, como más de cuento, mantiene mucho la atención de un niño pequeño. De todos modos, son obras para toda la familia a partir de tres años», aunque, como se vio ya el pasado fin de semana con la sala colmada de gente, está claro que los mayores tampoco hacen ascos a darse un paseíto por su faceta más infantil. «Estamos muy contentos. Hemos tenido el sábado lleno total y el domingo faltaba muy poquito para agotar las entradas también. Muy buena la respuesta del público. La gente está respondiendo muy bien, los niños se lo pasan pipa, participan, se divierten, cantan las canciones...».

«El público infantil es el más duro que se puede tener, porque no entienden de máscaras sociales y si algo no les gusta se levantan y se van. Y en el caso de Lola logramos mantener la atención durante 55 minutos sin que los niños se muevan de la silla». Ante este éxito, están preparando ya el estreno en Sevilla de su continuación, Lolo Carambolo, el 23 y 24 de abril, también en la Sala Cero. No se trata solo de crear conciencia, sino también de crear público. «El que con seis años haya ido al teatro y se haya divertido y lo haya pasado bien, igual cuando tenga veintipico vuelve a ir al teatro. Tengo esperanzas en que el teatro tenga futuro».