«Aún no nos lo creemos, pero lo hemos conseguido», comenta ilusionado Marco Gervasini, responsable del área de comunicación del I.E.S. Velázquez, que junto a sus compañeros y otro grupo del I.E.S. Macarena, han conseguido sacar adelante un proyecto de gestión teatral, el cual ha culminado exitosamente esta semana dando sus frutos durante los días 31 de mayo y 6 de junio, con la representación de Jeremy y Tóxicos, respectivamente. Parece algo inimaginable para alumnos de cuarto de la E.S.O., pero es posible. Solo hace falta confiar en ellos y que existan iniciativas como la que han llevado a cabo desde Escenarios de Sevilla, una organización formada por los cuatro teatros privados más importantes de la ciudad, que ha creado un proyecto innovador con los que atraer a los jóvenes a las artes escénicas.
Noelia Rivero, encargada del área de programación y producción del I.E.S. Macarena, se ha replanteado «más seriamente» dedicarse a esto en un futuro ya que hasta ahora «éramos simplemente aficionados del teatro, pero en realidad, hasta que no hemos tenido que programar, producir, organizar o hacer trabajos de comunicación y marketing, no hemos descubierto lo que verdaderamente conlleva este mundo», afirma contundentemente mientras concluye –dejando caer una sonrisa– convencida de que «aunque para algunos sea un follón», ahora se imagina «dirigiendo una compañía que actúe en grandes salas» en algún momento de su vida.
Teresa Fernández, profesora de Filosofía en el Macarena y José Luis León, profesor de Lengua y Literatura del Velázquez, los docentes que han acompañado a los adolescentes en esta aventura, están de acuerdo en que la enseñanza se ha quedado estancada. León afirma que el dicho de que la juventud de hoy día no se implica en temas culturales «es totalmente falso», por lo que este proyecto ha servido para demostrarlo, «solo hay que tenderles una mano y ellos hacen lo demás», añade. Por otro lado, Fernández siempre se ha mostrado muy preocupada por el limitado ocio al que los más jóvenes le dedican su tiempo, así que un día decidió invitar a sus alumnos al teatro, obteniendo una respuesta tan grande que cuando le llegó esta propuesta no dudó en contar con ellos, pero no sin antes avisarles del tiempo y el trabajo que tendrían que depositar en él, aunque «desde luego, han cumplido», comenta satisfecha.
Para Marco, al que siempre le ha interesado la publicidad, cuando se enteró de que podía optar al departamento de comunicación y marketing, lo escogió «sin pensarlo» y, a pesar de que tampoco sabía muy bien para qué servía un área así en el teatro, ahora se da cuenta «de la dimensión tan grande que engloba este mundo», reflexiona mientras mira complacientemente a Noelia, que afirma que después de todo y las horas dedicadas, «esto no ha significado perder tu tiempo, sino todo lo contrario, lo hemos invertido».
No obstante, Francisco Pérez Román, de la empresa La Ejecutora –que su vez dirige una compañía que se llama Teatro a Pelo– ha sido el encargado de coordinar el proyecto a partir de la iniciativa que le propusieron desde Escenarios de Sevilla, que con la colaboración de los espacios que forman parte de esta red –la sala Fundición, el TNT, el Imperdible y la Sala Cero– y sus profesionales, como el programador de la sala Fundición, Toni Morales, han acompañado a los alumnos en todo momento. Para Pérez Román, lo que empezó como algo sin forma «al final se lo han acabado dando ellos, porque han asumido la responsabilidad de programarlo todo, con el vertido que ello supone». Desde la postura de un programador, Morales ha aprendido mucho de los jóvenes porque «aunque esto comenzó como un proyecto pensado para ellos, en el que nosotros hemos puesto las herramientas –que son nuestras salas y todo lo que conlleva– al final también hemos comprendido como los adultos tenemos una visión errónea de lo que le gusta a los adolescentes», afirma orgulloso tras el éxito de las dos representaciones, enmarcadas en el Freshtival, un evento que ellos mismos han nombrado y del que también eligieron su formato.
En general, el proyecto se ha convertido en un triunfo colectivo en el que los alumnos han demostrado de qué son capaces, los profesores han apostado por otro tipo de enseñanza y desde el teatro se han divorciado de las antiguas fronteras que existían entre las artes escénicas y los adolescentes.
Más allá de la actuación: el teatro engloba otras áreas
En el Velázquez son veinte alumnos y en el Macarena doce, los que se han encargado, en función de sus intereses y acompañados de profesionales en cada departamento, de tareas como la gestión de las cuentas (presupuestos, gastos e ingresos) y el contacto con las empresas, incluídas en el área de producción; los aspectos técnicos necesarios para la puesta en marcha de las actuaciones; las redes sociales y el marketing, desde el grupo de comunicación; los trabajos de programación o la organización de diferentes eventos con el fin de promocionar las obras, en el marco de las responsabilidades del área artística. A partir del desempeño de estas funciones los alumnos han podido acercarse al teatro en su totalidad, han conocido su capacidad para resolver problemas y han interactuado con la organización teatral mostrándoles –más allá de los aspectos económicos– qué es lo que quieren y cómo les interesa.