El primer paso para que un libro sea bueno es que le guste a quien lo hace. Por eso es tan importante y tan ilustrativo lo que pasa con estas biografías publicadas por Edelvives: si hay una niña a la que le guste la Colección Miranda es a su autora, la escritora y actriz Itziar Miranda. La palabra niña va aquí en cursiva porque se refiere a la que lleva dentro, la que decide con qué cantidad exacta de entusiasmo hace cada cosa que se propone y la que sueña los horizontes antes de aventurarse por ellos. El resultado es una legión de pequeños lectores (y algunos no tan pequeños) encandilados con unos libros que tratan sobre mujeres ejemplares que dejaron huella en la historia: científicas, políticas, exploradoras, escritoras, artistas... Todo ello narrado con el lenguaje espontáneo y lleno de asombro de una niña, Miranda, que vive fascinada por las historias que le cuenta su familia y que luego ella traslada al papel para general conocimiento. La autora, que ya visitó estas páginas cuando la colección daba sus primeros pasos, vuelve ahora para confirmar lo que entonces apuntaba: que la fascinación es una virtud contagiosa y muy estimulante desde el punto de vista editorial.
«Estamos felices con la colección, la verdad», comenta Itziar Miranda, ahora que aún están calentitos los últimos títulos: Amelia (Earhart), Indira (Gandhi) y Jane (Goodall), así como El cuaderno de campo de Miranda. Estos últimos libros, con los que se completa de momento la decena de títulos dentro de la serie, «han tenido una acogida digna de un sueño», explica. «En la feria del libro teníamos a niñas, niños y hasta señoras de 65 años esperando los nuevos títulos con muchísimas ganas. Decidimos estas tres mujeres (Amelia, Indira y Jane) por sus vidas fascinantes y diferentes entre sí. Amelia fue la primera mujer aviadora en cruzar el Atlántico y la primera persona que intentó dar la vuelta al mundo. Todavía no se sabe qué pasó con ella y su avión porque desaparecieron misteriosamente. Indira nos encantaba para poder hablar de política, de cómo es casi imposible gobernar bien un país tan grande como India, de las guerras santas, etc. Curiosamente se ha convertido en uno de los prefes de los niños y mira que abordamos temas complicados. Está claro que no se puede subestimar lo que un niño es capaz de entender. Son curiosos y siempre quieren ir más allá. Cuando hacemos los talleres sus preguntas superan todas nuestras expectativas y, lo que más me gusta, son feministas por puro sentido común. No se plantean no serlo ni que la colección sea solo para chicas porque Miranda solo habla de mujeres».
«Jane Goodall», prosigue Itziar Miranda, «es la única mujer que sigue viva de la que hemos escrito y ha sido fascinante. La hemos podido conocer, tiene nuestro cuento y nosotros ya colaboramos con el instituto Jane Goodall España que, por cierto, tiene unos proyectos para los niños impresionantes».
Sobre el modo de expresarse de la narradora, ya lo explicaba la autora en su primera cita con este periódico: «Creo que, de una manera humilde, hemos conseguido trasladar el lenguaje de una posible familia a través de Miranda. Ella utiliza expresiones que oye en su casa, por eso hay frases más chapadas a la antigua, que podrían ser de sus abuelos, o moderneces capaces de soltar cualquier adolescente. Los niños son así, repiten lo que ven en casa, por eso nos hacía gracia que su voz tuviera matices de generaciones diferentes. A los lectores les encanta, sobre todo las frases más viejunas, nos apetecía pensar que, si el niño lector no entendiera alguna expresión, fueran a preguntar a los abuelos y estos se partieran de risa. Sabemos que esto ha pasado, por lo que no podemos estar más satisfechos».
La tarta del éxito se la reparten en tres suculentos pedazos los hermanos Miranda, Itziar y Jorge, junto con la ilustradora Lola Castejón Fernández de Gamboa (Thilopía). Entre ellos han logrado un equilibrio delicado y dulce entre las distintas partes que componen el discurso en estos libros: la biográfica, la infantil, la familiar, la humorística, la adulta (que también la tiene), la artística, la pedagógica... Todo ello bajo una aparente sencillez que no es sino buena orquestación, y que pone el peso del relato en Miranda, una niña de ocho años cuya personalidad queda perfectamente reflejada conforme va contando sus historias pero que se presenta a sí misma con dos o tres pinceladas: «Me gustan las pompas de jabón y los pájaros que no caben en la mano. Pero lo que más me gusta del mundo es que me cuenten historias, y más si son de verdad».
Además de las nuevas entregas, la colección ha lanzado también, como se indicaba antes, un cuaderno de campo. «Es un libro que nosotros teníamos en mente desde que empezamos con Miranda», explica la autora. «A ella le encanta salir de la ciudad para ir a abrazar árboles, oler a tierra mojada, arrastrar los pies por debajo de las hojas secas y contemplar horizontes lejanos. Con este libro su abuelo le enseña que los árboles y las personas nos parecemos más de lo que creemos, también observan durante horas cómo una colonia de hormigas reconstruye su pequeña ciudad o cómo algunas aves se van a África en busca de calorcito cuando llega el mal tiempo».
Los árboles, los insectos y las aves son los protagonistas de esta especie de guía práctica de los paseos campestres. El espíritu de la narración es el mismo que en el resto de los volúmenes, como salta a la vista en todas las páginas: «Mi madre siempre dice que su árbol preferido es el sauce llorón», cuenta Miranda, en las páginas dedicadas a esta especie e ilustradas también profusamente por Thilopía. «Cuando está un poco agobiada, se sienta debajo de uno que hay cerca de nuestra casa y le cuenta sus penas para que llore por ella. Dice que así no le pican los ojos luego y que, cuando se trata de tonterías, mejor que llore el sauce, que bastante tenemos nosotros».
Visos de ponerle fin a esto no hay, claro. «La colección va viento en popa», reconoce Itziar Miranda, «así que de momento sigue creciendo, en primavera saldrán Hedy (Lamarr) y Emily (Brontë) y este otoño sacamos nuestra primera linea de papelería y merchandising (libretas, tarjetas y sobres, bolsos, estuches, pulseras y colgantes, marcapáginas y hasta abanicos). Estamos haciendo talleres en librerías y colegios y Miranda ya tiene un club de fans importante».