Con el Oso de Oro de Berlín y el premio a la mejor ópera prima en el mismo festival, la joven directora rumana Adina Pintilie ha pasado de ser una promesa en su país, con dos mediometrajes en los que exploraba temas de actualidad social, a éste su primer largo, un trabajo cuando menos sorprendente y en cierto modo arriesgado que la realizadora salva de forma discutible y harto irregular. La cuestión es exorcizar algunos de los miedos sexuales que atizan a una sociedad peligrosamente encaminada a una nueva represión mojigata. Para ello fija su atención en una mujer en edad madura que parece no haber experimentado su sexualidad en toda su plenitud. Reprimida hasta el punto de satisfacer sus deseos sólo con la mirada, la mujer explora las posibilidades de una sexualidad todavía despierta en ambientes heterogéneos, como una sesión de terapia colectiva en el hospital donde visita asiduamente a quien parece ser su marido enfermo. También su propio hogar sirve para encuentros fortuitos con un chulo al que sólo admira mientras practica onanismo, o un señor/a de sexualidad ambigua que le enseña a disfrutar también a través de la música. Se hace aconsejar por un terapeuta supuestamente experto en tocamientos y descubrimientos del propio goce, o conoce a un joven enfermo que experimenta también ciertas frustraciones que le llevan a presenciar en un club sexual una orgía con elementos sadomasoquistas. Todo ello de la manera más aséptica posible, con abuso de blancos en decoración y ropas, y música de Brahms para dar el toque exquisito a una propuesta que ya en sí recibe un tratamiento muy delicado. Y todo observado por la mirada cómplice de la propia directora, que se reserva el papel de ella misma intentando entender las motivaciones de sus personajes, uno de los cuales recibe un tratamiento muy paternalista, destacando su diferencia pesar de pretender justo lo contrario, y encomendándole la feliz tarea de ser, a pesar de su dura diferencia, el más equilibrado de todo el elenco. Muy de manual, con escenas de sexo en grupo tan teatralizadas que pierden toda su naturalidad, y una sensación global de impostura que convierte lo presuntamente atrevido en ridículo y superficial. Algunos debieron entender algo que no hemos acertado a ver para otorgarle distinciones tan apetecibles.
TOUCH ME NOT **
Rumanía-Alemania-República Checa-Bulgaria-Francia. 2018 125 min.
Dirección: Adina Pintilie. Intérpretes: Laura Benson, Tómas Lemarquis, Christian Bayerlein, Irmena Chichikova, Adine Pintilie, Seani Love, Herrmann Mueller, Georgi Naldzhiev. Sección oficial