Estupendo documentalista, Amos Gitati ha conocido también una carrera comercial considerable con títulos de ficción como Eden y Promised Land. Su última película es un docudrama en torno al asesinato del primer ministro israelí Isaac Rabin en noviembre de 1995 y la investigación política y criminal que se llevó a cabo en los días inmediatamente siguientes al magnicidio. Su declaración de intenciones queda patente en los primeros minutos de su generoso metraje, cuando en una entrevista el ex primer ministro Shimon Peres confirma que la situación en Oriente Medio sería muy diferente de no haberse producido tal tragedia. A partir de ahí Gitai reconstruye dramáticamente algunos episodios de los antecedentes y de la investigación sobre los hechos, mezclándolo con imágenes de archivo y generando así lo que llamaríamos un documental intervenido. Las claves que se analizan sin embargo son las menos interesantes, las que quizás el resto de países menos Israel ya manejan desde hace tiempo, el atropello al pueblo palestino, la usurpación de sus tierras y unas políticas de marginación y aislamiento de sus vecinos. Cuando alguien molesta tanto hasta el punto de quitarlo de en medio, provocando la paralización drástica de los procesos que estaba llevando a cabo, evidentemente no solo es responsable quien empuña el arma ni quienes le apoyan directamente. También lo es quien mira hacia otro lado y da marcha atrás, lo que significa que el sacrificado estaba solo y demuestra que no hay proceso político que progrese si no es con el consenso de todas las partes implicadas. Ahí el error de Rabin y el material que podría haber dado lugar a un producto más estimulante que el resultado, la no por menos necesaria consabida y archivista demonización de religiosos y extremistas, con montaje y archivos descaradamente orientados a tal fin, sin tregua ni alternativa.
Rabin, the last day (**)
Sección oficial. Israel, 153 min. Dirección: Amos Gitai. Intérpretes: Yitzhak Hiskiya, Pini Mittelman, Michael Warshaviak, Einat Weizman