«Metí a Iron Maiden por taranta y no se enteró nadie»

El bajista rockero que conquistó un premio en el Festival de Cante de Las Minas regresa con su segundo disco en solitario, ‘Ande Bass!’, donde rinde homenaje a maestros tan diversos como Camarón, Barón Rojo, Queen o Metallica

23 mar 2018 / 18:10 h - Actualizado: 24 mar 2018 / 11:35 h.
"Música"
  • El bajista Pepe Bao, un rockero que no le hace ascos a ningún estilo musical. / El Correo
    El bajista Pepe Bao, un rockero que no le hace ascos a ningún estilo musical. / El Correo

—Después de una trayectoria tan dilatada como la suya, habiendo tocado con tantísima gente, ¿qué le llevó a grabar un nuevo disco en solitario?

—Pues que hacía cuatro años del anterior, Navegando por un mar de olivos, y yo siempre estoy creando. Tenía como 20 temas y me dije que tenía que sacar algo ya. Pero no quería un disco de tocón, me gusta por supuesto fusionar y tunear todo, pero me apetecía hacer un disco con temas, que lo puedas llevar en el coche y lo pongas una y otra vez... ¡y no lo regales! [risas] Por eso han salido cosas tan locas como una versión de México lindo y querido cantada por mi madre, muy guapa. O la versión de Another one bite the dust de Queen, que improvisamos en el estudio con un colega. O el Nothing else matters de Metallica por guajira, o el homenaje a Benavent, que me dedicó un tema en su disco. Y otras muchas cosas, tocadas con varios bajos en cada tema, y todo con un toque aflamencado.

—La gente se sorprende aún de que un rockero haga cosas flamencas. ¿No cree que el heavy y el flamenco, en el fondo, no están tan lejos?

—Yo soy muy heavy, con 20 años estaba con Barón Rojo, cuando se fue Sherpa, luego con Obús.... Pero me encanta el flamenco. Como músico siempre me han gustado todos los estilos, y creo que se pueden mezclar aún muchísimas cosas. En la taranta con la que gané el concurso del festival de Las Minas metí una frase de The number of the beast de Iron Maiden, fíjate, y no se enteró nadie. Hago guiños así, cosas, también metí por ahí la armonía del Hotel California. Yo no quiero ser purista: al purismo lo respeto, aprendo de él, pero no soy tan radical.

—En la Bienal de Flamenco de Sevilla, a día de hoy resulta casi impensable que se pueda premiar con un giraldillo a un músico que no sea guitarrista. ¿Hay festivales más abiertos que otros?

—Sobre eso querría decir, en primer lugar, que los festivales, y más los que son concursos, tendrían que apoyar un poquito más a los que ganan. Porque esto parece como el PP y los demás partidos políticos, que prometen mucho y luego no cumplen. Por lo demás, ganar en La Unión fue de puta madre. ¿La Bienal? No sé, igual les da un poco de miedo que un bajista pueda ganar un premio, a menos que se trate de Carles Benavent, que es un monstruo. Hombre, un bajo nunca va a sonar como una guitarra, es otra historia, pero se pueden hacer muchas cosas. Solo hace falta arriesgar un poco. Ahora voy al festival de San Javier, que es una cita de jazz, pero mi parte flamenca siempre la hago... y me puedo pegar dos horas con ella.

—¿Llegará el día en que, por fin, nada de eso le resulte raro a nadie?

—No lo sé, en La Unión había pianistas, flautistas... Y en realidad yo me presenté echándole bastante morro, la verdad. Me picó Santi Campillo, de los M-Clan, «¿por qué no te apuntas? Tengo un colega que sabe cómo se hace». Todo de cachondeo. Pero la taranta es un palo que me gusta mucho, porque es muy libre, puedes sacar toda tu cosecha ahí si quieres. Me puse a sacar ideas de Manuel Molina, de amigos míos como Raimundo, y de Sabicas, Ramón Montoya, Diego del Gastor, Paco de Lucía, Rafael Riqueni... Y a adaptarlas a las cuatro cuerdas. La he grabado con el sonido del mar, porque todo eso lo hice en Zahora, cuando acostaba a los niños. También hacía levante, pero no lo he querido meter [risas].

—¿Con quién no ha tocado Pepe Bao? Quiero decir, con quién le gustaría tocar que no haya podido aún...

—Me habría encantado tocar con AC/DC, pero eso ya es imposible. O con Miles Davis. O con los Allman Brothers. Con Prince... Pero bueno, ya te digo, todo eso es imposible. Marcus Miller me invitó a tocar el año pasado, con Josemi Carmona. Son experiencias bonitas, y yo siempre estoy abierto a tocar con todo el mundo.

—¿Y no se cansa? No me refiero a la música, sino a lo fatigoso que es siempre querer ganarse la vida como músico en este país...

—Sí, en esta profesión cada vez es más difícil todo. Las campañas y las normas van una y otra vez en contra de la música, cierran salas, acosan a los bares, hacen controles, todo va en contra nuestra. Habrá que seguir improvisando, yo qué sé, pero no está el patio muy bueno que digamos, no...

—Su grupo, O’Funk’illo, después de su accidentada trayectoria, ¿sigue en la brecha y para quedarse?

—A tope, acabamos de sacar un disco por nuestros 20 años con invitados, y estamos llenando en todas partes. Pero sí, nuestra historia es para hacer una película, ¡no, una serie! Como la de Vikingos, pero con nosotros [risas]. Han pasado tantas cosas, fundimos a los Clash, a los Sex Pistols, en todos los aspectos. El rollo es que una vez que estás en esto no puedes hacer un cursillo de jardinería y cambiar de vida. Coges el toro por los cuernos y para alante, es una carrera, nuestra carrera. Es una cosa bonita y hay que seguir.

—¿Veremos pronto en directo el repertorio de Ande Bass!?

—En cuanto vea la luz la semana que viene, a hacer ruido por todos lados. Soy un culo inquieto, y auqnue viajar me da pereza, una vez me coloco el bajo me da igual todo, se me quitan todos los males, si toco en una iglesia como en el metro. Es mi rollo y seguiré mientras pueda.