Música en vivo con cartel y lugar secretos

El movimiento Sofar, con gran presencia en EE.UU y Europa, aterriza en Sevilla con conciertos en pisos, tiendas o galerías

06 nov 2016 / 11:38 h - Actualizado: 07 nov 2016 / 08:00 h.
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  • Quintín Vargas mezcla en su música flamenco, folk y rock. / Fotos cedidas por Ángel Bernabéu
    Quintín Vargas mezcla en su música flamenco, folk y rock. / Fotos cedidas por Ángel Bernabéu
  • Molina Molina durante su actuación.
    Molina Molina durante su actuación.
  • Genérica y su rock alternativo.
    Genérica y su rock alternativo.

«Algunos se traen de Londres un Big Ben de plástico y yo me traje el Sofar». Así describe Marcos Donas cómo se le ocurrió la idea de traer a Sevilla una iniciativa musical con gran implantación en países como Estados Unidos o Inglaterra tras conocerla el pasado mayo durante unas vacaciones en Londres. Se trata del fenómeno Sofar (Songs from a room, literalmente, canciones desde una habitación), que ofrece la experiencia de disfrutar de conciertos en vivo en domicilios particulares y lugares privados como tiendas, galerías de arte o incluso patios que, además, se desvelan en el último momento, al igual que el cartel de los artistas que actúan. Ayer se celebró por primera vez en la capital hispalense, en un bar, Red House, pero cerrado para la ocasión. Y es que la cultura Sofar aún tiene que impregnar a los sevillanos para que empiezan a ofertar sus propios domicilios o locales.

Sofar nació en Londres en 2009 y existe ya en 279 ciudades de los cinco continentes: Nueva York, París, La Havana, El Cairo, Nairobi, Pekín, Tokio, Bombay, Tel Aviv... Hasta ahora, en España se vive en Barcelona, Madrid y Gran Canaria. Ahora Sevilla se suma a esta propuesta de la mano altruista –porque este movimiento es impulsado siempre por voluntarios– de Marcos Donas. Para este ingeniero de profesión y músico aficionado por devoción –es bajista del grupo local Evil Evans–, Sofar ofrece una experiencia muy distinta a la de un concierto tradicional por «la tensión de asistir a algo semi secreto y que al final sea tan cercano, de tanta calidad musical. Te sientes en familia».

Y es que una de las premisas de Sofar es cuidar la calidad de los artistas seleccionados para los conciertos. Una selección realizada entre otros por Donas y por el equipo técnico de La Ragazza Producciones, que se encarga de la grabación en alta calidad de los conciertos y de la elaboración de vídeos y fotos profesionales, ya que el objetivo es que esta iniciativa sirva también para la proyección internacional de los grupos. Los vídeos y fotos no sólo se cuelgan en la web de Sofar (www.sofarsounds.com/seville) sino en el canal YouTube (228.000 suscriptores). Además, «así los asistentes se podrán liberar del móvil y disfrutarán del directo con la certeza de poder revivir online» la experiencia y compartirla. La liberación de la esclavitud de las fotos para Twitter, Facebook o Instagram pretende también conseguir un ambiente íntimo y relajado en los conciertos, aunque la toma de fotos no está prohibida.

La dinámica de Sofar es que en cada concierto actúen tres grupos con pases de 25 minutos. En la selección se prima a los conjuntos emergentes locales, buscando combinar distintos estilos en una misma noche y alternando solistas, dúos, tríos o cuartetos y quintetos (no bandas más numerosas dado que los espacios no serán muy grandes). Anoche, el cartel –que los asistentes conocieron en el momento de acudir a la cita– lo componian el compositor y guitarrista Quintín Vargas, que lidera la banda Quentin Gas y los Zíngaros, la banda de rock alternativo Genérica y el proyecto liderado por Pepe Molina, Molina Molina, cuyo tema Oz ha superado las 100.000 reproducciones en Spotify. «Un cartel potente para arrancar», defiende Donas.

Los promotores de Sofar lo tienen todo pensado. Los escenarios de los conciertos serán siempre lugares céntricos de fácil acceso, como el local de Red House en la calle Amor de Dios elegido para la actuación de anoche, con una aforo medio de 30 personas y un máximo de 80. Para el evento de anoche se habían apuntado un centenar de personas pero sólo pudo acceder un tercio. Para asistir, hay que registrarse de manera gratuita en la web «sin conocer quien tocará ni la localización exacta». Sólo los seleccionados reciben días antes del concierto un mail de invitación, al que deben confirmar la asistencia, sólo o acompañados. 36 horas antes del concierto se les notifica por email la hora y el lugar exacto. El público de anoche se enteró el viernes por la mañana del escenario del concierto.

Las actuaciones se desarrollarán siempre entre las 20.30 y las 23.00 horas «para no molestar al vecindario», ya que al pretender celebrarse en casas y locales particulares, galerías de arte, tiendas, asociaciones o patios no siempre están insonorizados.

Allá donde existe, Sofar es una iniciativa sin ánimo de lucro y en Sevilla también lo es. El acceso, sin entrada, se hace con lista de invitados. Donas explica que sólo se pide una colaboración voluntaria de 5 euros para los gastos de músicos y profesionales, que se encargarán de llevar el equipo de sonido completo.

«Siempre que el lugar lo permita» los asistentes pueden llevar cerveza o vino para beber durante las actuaciones, «no así combinados» para evitar altercados de ningún tipo. Ayer al tratarse de un bar se avisó a los asistentes de que no podían llevar bebidas pero el local les obsequió con una consumición gratis de cerveza artesana. Para futuros eventos, la previsión en Sevilla es realizar uno al mes, los organizadores también aconsejan proverse de un cojín pues el suelo puede ser un asiento habitual en locales privados.

María José Gordillo y Lucía Carrasco reconocen que no saber hasta última hora dónde va a ser y quién actúa hace que «te dejes sorprender» y ven en ello «un concepto muy americano».

Para los artistas también es la opción de llegar a un público distinto al suyo y que les conozca más gente, como destaca, vocalista de Genérica, que ve la iniciativa «muy original» y una «oportunidad».