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«No sería honesto si hiciera caso en todo a los lectores»

Carlos Ruiz Zafón pone fin a la tetralogía que inició con ‘La sombra del viento’

19 dic 2016 / 22:18 h - Actualizado: 20 dic 2016 / 07:00 h.
"Literatura"
  • El escritor Carlos Ruiz Zafón, un superventas que culmina ahora un proyecto de quince años. / Jesús Barrera
    El escritor Carlos Ruiz Zafón, un superventas que culmina ahora un proyecto de quince años. / Jesús Barrera

Todo empezó hace quince años con La sombra del viento, un fenómeno editorial casi sin precedentes. Le siguió El Juego del Ángel (2008) y El Prisionero del Cielo (2011). Ahora, Carlos Ruiz Zafón cierra la tetralogía que le ha dado fama mundial y más de 25 millones de lectores con El laberinto de los espíritus, publicada por Planeta y presentada ayer en la sede hispalense de Fundación Cajasol.

En esta nueva y definitiva entrega, en la Barcelona de finales de los años 50, Daniel Sempere ya no es aquel niño que descubrió un libro que habría de cambiarle la vida entre los pasadizos del Cementerio de los Libros Olvidados. El misterio de la muerte de su madre Isabella ha abierto un abismo en su alma del que su esposa Bea y su fiel amigo Fermín intentan salvarle. Justo cuando Daniel cree que está a un paso de resolver el enigma, una conjura mucho más profunda y oscura de lo que nunca podría haber imaginado despliega su red desde las entrañas del Régimen. Es entonces cuando aparece Alicia Gris, un alma nacida de las sombras de la guerra, para conducirlos al corazón de las tinieblas y desvelar la historia secreta de la familia.

«Era el momento de Alicia», afirma Ruiz Zafón. «La tentación era sacarla antes, pero es el agente desencadenante, el personaje sin el cual los demás no tienen la determinación de descender a los infiernos».

Muchas vueltas ha dado este barcelonés de 1964 para rematar la faena como quería, sin dejarse llevar por nadie. «No sería honesto con los lectores si tomase en cuenta todo lo que me dicen. Uno tiene que plantearse lo que quiere, y esperar que los lectores lo aprecien. Si no, te transformas en algo parecido a los políticos que dicen lo que la gente quiere oír».

En cuanto a la presencia de Barcelona en las páginas de El laberinto de los espíritus, Ruiz Zafón cree que «quise captar lo que en esencia ha sido para mí la ciudad, algo muy distinto de esa Barcelona turística y muy festiva que, aunque existe y es una capa más, está muy lejos de los que he tenido siempre presente, y de lo que he conocido de niño de ahí que intentara crear ese personaje, y hacer una puesta en escena muy estilizada. Ahora bien, es difícil saber cuál es la Barcelona real, como la Sevilla real: hay tantas como sevillanos, cada cual la interpreta como la ve. Además, no quise hacer un reportaje ni nada parecido», subraya. Sobre la posibilidad de ambientar allí nuevas ficciones, dice que le apetece «experimentar con otros escenarios y otras cosas. Sea como fuere, si vuelvo será intentando buscar algo distinto».

También se refiere el escritor a su resistencia a llevar sus novelas al cine. «He dedicado años de mi vida a estos medios, pero adaptar este cuarteto no tiene interés para mí. Quiere ser un canto a la literatura y a la palabra escrita, a los libreros, a los editores, a los escritores. Son libros que quieren ser libros y están orgullosos de serlo, están bien como están y así se van a quedar», agrega.

Por último, a la pregunta de dónde le gusta perderse, responde «en mi propia cabeza, y desaparecer durante días. También me gusta el Big Sur, en California».