La Sapienza (2014) pasional e inteligente ejercicio del gusto por el conocimiento, la luz y el orden descubría en la edición de 2014 del SEFF el talento y la capacidad creativa de Eugène Green, realizador estadounidense afincado en Francia. En la misma el diálogo entre maestro y discípulo, el uso de la palabra como vehículo para construir, y la arquitectura como eje vertebrador, lograban enhebrar un producto que conseguía unir espacio y tiempo a través de la belleza; compleja y sutil a la vez, esta obra maestra está llena de resonancias y huecos que crece con cada visionado. Con El hijo de Joseph toma prestado el relato bíblico del sacrificio de Isaac por Abraham para actualizarlo en un ejercicio deconstructivo de hipnóticos resultados. Como en La Sapienza se sirve de una forma de narrar cautivadora, usando diálogos simples y directos, planos estáticos en los que la figura del hombre se armoniza con la naturaleza o con los espacios muertos, a la que se une todo un alarde de gramática visual de trazo geométrico, tan calculado que no descuida el más mínimo detalle. Sutiles piezas de maestro que generan belleza mientras construyen el relato. Conocimiento, arte y emoción servido en bandeja de lujo. Lo que en otros puede resultar falso, impostado y pretencioso en Green se humaniza y se siente. Como resultado sus personajes crecen y evolucionan sin estridencias, permeables y sensibles a los hechos, mientras el relato se agranda con ellos hasta agigantarse. Magnífica y perturbadora, para el cronista cine de visión obligada.

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