Objetivo: una Bienal más sevillanizada

Antonio Zoido, nuevo director del mayor festival flamenco del mundo, propone una próxima edición que apostará por las casas palacio de la ciudad como escenario y tendrá a Israel Galván en la apertura

15 ene 2018 / 17:50 h - Actualizado: 15 ene 2018 / 20:40 h.
"Bienal de flamenco 2018"
  • Presentación de la Bienal de Flamenco. / Jesús Barrera
    Presentación de la Bienal de Flamenco. / Jesús Barrera

Una Bienal fiel a su espíritu original, sevillanizada, que incorpore nuevos espacios a su programación y con un heterodoxo abriendo fuego como Israel Galván. Así será, a grandes rasgos, la Bienal de Flamenco 2018, la vigésima edición del mayor festival flamenco del mundo, bajo dirección de Antonio Zoido. Atrás queda casi un año de turbulencias que dejaron en la cuneta a dos directores –Cristóbal Ortega y José Luis Ortiz Nuevo–, así como una fuerte polémica política que saltó a la opinión pública. Ahora toca, por el bien de la Bienal, del flamenco y de Sevilla, mirar hacia delante.

«Hay que recuperar el espíritu que hizo nacer la Bienal, y volver a implicar en ella a la ciudad», afirmó Zoido ayer en un encuentro con la prensa. «Vamos a intentar que la Bienal se sevillanice desde la percepción del ciudadano y su extensión a todos los ámbitos de la ciudad. Que, de la misma manera que existe una Consagración de la primavera, la Bienal sea la consagración del otoño cada dos años. Y esto no se consigue en una sola edición, hay que persistir».

Según recordó el nuevo director, «antes de que existiera la Bienal, Sevilla era una ciudad desierta para el flamenco. Por supuesto que había artistas, pero no estaban estructurados alrededor de nada», dijo. «Habría que pararse ante un hecho incontrovertible, y es que, en 20 años, la Bienal se ha consolidado como un hecho con más importancia internacionalmente que localmente. Y como la gran creadora de arquetipos que es, del mismo modo que creó un modelo de feria y de Semana Santa que han sido imitados por todas partes, la Bienal también se ha convertido en un arquetipo reproducido por doquier».

Desde estos presupuestos, Zoido ha diseñado un programa del que, por el momento, solo puede adelantar que la inauguración del certamen correrá a cargo del bailaor sevillano Israel Galván, quien pondrá en escena su obra Arena –ya presentada en su día en el Teatro de la Maestranza– en la Plaza de la Maestranza, si bien el montaje «será cambiado sustancialmente», dijo el director. «En un momento en que la corrida de toros pura y dura pasa por una crisis, está claro que Andalucía y Sevilla, donde nació incluso una arquitectura especial dedicada a la tauromaquia, pueden encontrar un nuevo papel para estos lugares. En Creta hace 4.000 años que no hay toros, pero siguen viviendo de ellos».

«Se trata de una versión muy diferente de la Arena que vio el público sevillano», recalca Zoido. «Aquí el escenario será el ruedo. Por así decirlo, Galván va a torear o ser toreado, o ambas cosas a la vez, en seis periodos, de modo que su propuesta se va a desarrollar como una corrida», agrega.

Por otro lado, en esta renovada Bienal «vamos a aumentar las actividades en la calle y las exposiciones. Y vamos a hacer un homenaje a Francisco Moreno Galván en el 50 aniversario de la creación de la Reunión del Cante Jondo de la Puebla de Cazalla, un festival creado con el ánimo de hacer brotar un flamenco democrático», prosigue el director, quien señala también entre las citas cerradas sendos homenajes a Joaquín Sáenz, autor del primer cartel de la Bienal de Flamenco de Sevilla, y a los también pintores Félix de Cárdenas y Paco Guardado.

También aludió Zoido a las dificultades para conservar Santa Clara como sede de la Bienal, colonizada como está por las actividades relativas al Año Murillo. Por eso, su equipo ha buscado otras alternativas en las distintas casas palacio de la capital hispalense, así como «el teatro Alameda, donde, como los asientos se pueden retirar, se nos permitirá convertirlo un poco en lo que ya era el patio de Santa Clara, en un café cantante, el Café Alameda», explica. «No se trata de quedarnos en lo que eran los cafés cantantes de antaño, sino en hacerlos de otro tipo, donde tenga cabida el flamenco de siempre y los creadores de hoy. Un café cantante que se parezca a los clubes de jazz».

Así, el espíritu de la Bienal 2018 tratará de aunar «la idea de que el flamenco tiene ya un corpus clásico y una parte innovadora. Cuando los creadores de la Bienal decidieron subir al flamenco al Parnaso, le dieron las mismas cualidades que a todas las artes, y entendieron que ninguna de las dos partes se debe perder», comenta el nuevo director. Así, la Bienal «tendrá que caminar entre la conservación de lo clásico y el que los artistas no tengan ningún impedimento para crear lo que a su juicio deban crear». En esa búsqueda de «mantener lo clásico en el espíritu más clásico», se celebrarán conciertos en rincones como la Casa Salinas, la Casa de los Pinelo o el Palacio de Altamira, «algunos de ellos muy desconocidos por el público», opina Zoido. «El flamenco no es turismo, pero sí es una llamada que crea afición. Esa que hace de Sevilla una ciudad mágica, y que permite que en todas partes del mundo abran lugares con su nombre».

Interrogado por El Correo de Andalucía acerca de los comentarios que aseguraban que la programación estaba cerrada por los compromisos adquiridos por los anteriores directores, Zoido asevera que «yo no he tenido que asumir obligatoriamente nada, porque no he firmado nada. Yo he pensado que el criterio a seguir era que los acuerdos a los que se había llegado por parte de los anteriores directores, en la medida de lo posible, había que respetarlos. Significaba que había artistas que ya estaban trabajando en proyectos, y nuestra intención era no intervenir en esto. Lógicamente, había más hecho por parte de Cristóbal Ortega que por Ortiz Nuevo, que estuvo pocos meses y con el verano por medio».

La Factoría Cultural del Polígono Sur tendrá también mucho que decir en este nuevo organigrama, y se intentará, asimismo, un maridaje entre las actividades del Año Murillo y la Bienal –de hecho, estas dos actividades culturales son los principales atractivos turísticos de cara a 2018 con los que trabajará la ciudad en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) con una agenda profesional «silenciosa» para «seguir creciendo», en palabras del concejal delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz–, con la representación de Rinconete y Cortadillo en el Maestranza, si bien, según ha reconocido el director de la Bienal, «se va de presupuesto». Esa será otra de las líneas de la nueva dirección, evitar los excesos presupuestarios, ya que, afirma Zoidfo, hay que «ser todos conscientes de que los flamencos tienen que vivir de su trabajo, pero sin que nadie se vaya por las nubes».

Asimismo, sobre la posibilidad de modificar el sistema actual de Giraldillos, afirma que «soy partidario de dárselos a quien se lo merezca, claro. El flamenco, afortunadamente, ha evolucionado mucho, y creo que debe tener un reconocimiento todo el que lo merezca. No se trata de darlos hasta el infinito, pero sí de ser un poco abiertos y hacerlos ir con las circunstancias actuales. ¿Quién duda, por ejemplo de que la guitarra no es hoy el único instrumento de este arte?