Bittersweet: «Queríamos hacer un disco largo de corte conceptual»

El trío sevillano presenta su homónimo primer álbum esta noche en la sala X

05 abr 2018 / 18:08 h - Actualizado: 05 abr 2018 / 23:25 h.
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  • De izquierda a derecha, Francisco Montaño, Alejandro Fernández y José Ángel Ortiz, los tres miembros de Bittersweet. / Jaime Sánchez
    De izquierda a derecha, Francisco Montaño, Alejandro Fernández y José Ángel Ortiz, los tres miembros de Bittersweet. / Jaime Sánchez

La sala X (José Díaz, 7) acoge este viernes una velada de suculento pop-rock facturado en Sevilla a cargo de dos bandas emergentes –que se dice ahora– y que apuntan un futuro esplendoroso: Bittersweet y Perdido Godot. El protagonismo es para los primeros, que presentan en casa su debut en disco largo, publicado el pasado enero con el sello Lunar Discos y de título homónimo a la banda.

Se trata de un proyecto bicéfalo que surgió a finales de 2013, cuando se conocieron en la cola de un concierto Fran Montaño (teclado, guitarra, voces, coros) y Álex Fernández (guitarra, voces, coros, teclado, saxo), estudiantes ambos de Comunicación Audiovisual. El primero recuerda que «él iba solo a cubrirlo como periodista para un blog y se arrimó a los que más ruido estábamos haciendo, mis amigos y yo. A partir de ahí vimos que coincidíamos en los grupos que escuchábamos y en el verano del año siguiente grabamos cinco canciones, que son las que entraron en Extranjeros», primera referencia de la banda en formato epé, publicada en octubre de 2014.

A ambos vocalistas se unió más tarde José Ángel Ortiz (baterías), un criminólogo nacido en 1992, tres años mayor que los fundadores: «En el segundo epé entró al cien por cien en la banda», explica Montaño en alusión a Ribadeo, otra ración de cinco temas que salió a principios de 2016. «Autoeditamos los dos epés, pero Ribadeo después lo reeditó Lunar Discos», el sello de José Luis Osuna, al que conocieron «a raíz de un concierto que compartimos en Madrid con El Imperio del Perro. Allí se formalizó la relación profesional».

EVOLUCIÓN

Sobre las diferencias entre ambos epés, Montaño esgrime que «en el primero las canciones eran más sencillas, más poperas; el segundo ya era más oscuro, más parecido al elepé». Entre medias, el trío ganó el concurso de bandas del Granada Sound 2015, lo que les permitió actuar en el festival de la ciudad nazarí: «Fue algo bestia, compartimos cartel con gente como The Kooks. Tocamos supertemprano, el viernes a primera hora, pero disfrutamos como niños chicos. Además fue una prueba de fuego para nosotros al tocar en un escenario grande por vez primera».

Tras superar con nota ese periodo de rodaje, el trío tenía muy claro que quería sacar un elepé, pese a que muchos consideran que este formato ya no funciona: «No sabemos si tendrá sentido, pero queríamos hacer un disco largo de corte conceptual y las canciones nos lo permitían. Trabajar a base de epés hace que a veces seas invisible, es difícil hacerte un hueco si no tienes un elepé», razona Fran.

Bittersweet, el disco, contiene diez cortes, todos ellos nuevos: «Queríamos presentar algo que no tuviera que ver con el pasado, si bien es cierto que en Ribadeo hay canciones que podrían estar en el disco, como Cubo azul».

El estreno en largo de Bittersweet tiene un pie en los años sesenta y otro en los noventa. El pulso entre luz y oscuridad, entre lo orgánico y lo electrónico, recorre una decena de temas que abren –en el orden y porque salieron como avanzadilla– Golpe final, a medio camino entre el synth pop y la psicodelia, y Demasiada gente, la canción más hit, con un estribillo muy pegadizo, entre efluvios psych rock. No soy yo, A quién le vamos a gritar o Misma especie inciden en ese pop-rock oscuro con letras que tocan temas sociales. «Desde los 16 años estamos viviendo con la crisis y la corrupción, lo que nos ha calado es eso», confirman.

Los dos vocalistas suelen componer «por separado y luego lo ponemos en común, añadimos y probamos cosas hasta que llevamos el tema a un sitio donde estemos todos a gusto, y siempre a favor de la canción y no del protagonismo de uno u otro», explica Montaño. El trío tiene el complemento de Nicolás González, bajista que no es miembro oficial «porque tiene su propia banda –Los Reyes Magos, hasta hace poco Argot– en la que también canta y en la que está más centrado». Y cuenta, además, con el apoyo de Ramiro Nieto (The Right Ons) y Martí Perarnau (Mucho), quienes han ejercido de productores del álbum.

En el concierto de esta noche, a partir de las 22.00 horas, el trío sevillano tocará «el disco completo e incorporaremos algún tema de Ribadeo y una versión de Barco a Venus de Mecano. La hemos hecho como si fuera nuestra y la tuviéramos que encajar en el disco, ha quedado superguay con un toque nuestro», adelanta Francisco Montaño.

Las entradas pueden adquirirse de forma anticipada a 6 euros en el portal Wegow (a 12 euros con el cedé incluido) y a 9 euros en taquilla.

Una semana más tarde, el viernes 13, Bittersweet estarán en la sala Maravillas de Madrid, «que es donde se cuece todo». La hora del despegue está al caer.

PERDIDO GODOT, OTRA GEMA POP SEVILLANA

Antes que Bittersweet subirá al escenario otra banda sevillana, Perdido Godot, un sexteto que componen Pablo Vidal (voz), Pablo García de Santa Ana (guitarra), Juan de la Oliva (guitarra), Juan Manuel Macías (bajo), Javier Picón (batería) y Javier Camuña (teclados) y que factura un pop exquisito con gusto por las metáforas y la poesía en general. Nacido en 2010, el grupo ha publicado hasta la fecha dos epés, titulados Marina (2015) y Acantilados y otros accidentes (de mayo de 2017), en ambos casos grabados en los estudios Ultrasonidos. Terceros en los concursos Holea-Star (2015) y Musiqueando (2016), los sevillanos ya estuvieron en noviembre en Fun Club junto a Toulouse y recientemente en el festival El Día de la Marmota.