Puro proceso

Crítica de la obra ‘Bailarina’, dentro de la programación del Mes de la Danza, puesta en escena en la sala La Fundición el 25 de octubre

27 oct 2017 / 11:42 h - Actualizado: 27 oct 2017 / 11:53 h.
"Danza"
  • Un momento de la obra. / Luis Castilla (Mes de la Danza)
    Un momento de la obra. / Luis Castilla (Mes de la Danza)

Toda obra creativa arrastra detrás un largo proceso de creación que conlleva grandes dosis de disciplina y esfuerzo. Uno de los empeños del Mes de Danza es precisamente mostrar al público dicho proceso, con el claro objetivo de ofrecer al espectador un conocimiento que trae consigo un mayor grado de disfrute. Y en ese empeño el festival ha llegado incluso a valorar el proceso de creación casi tanto como su resultado. Esta obra es un claro ejemplo.

Se trata de una propuesta con la que la bailarina, performer y coreógrafa catalana, Sonia Gómez invita a otros creadores a elaborar una nueva versión de Bailarina, un solo que gira en torno a ocho pautas de movimiento en una secuencia que se repite seis veces. Esta pieza, que podremos ver el próximo domingo 29 en el Espacio Santa Clara, será interpretada en primer lugar por su creadora y en un segundo pase por Begoña Cuquejo, quien se propondrá crear algo nuevo con su particular recreación. Todo un reto, sin duda, que Sonia Gómez lleva a sus últimas consecuencias en la obra que nos ocupa, Bailarinas III, una suerte de performance, con una fuerte impronta teatral, que deja la danza un plano bastante secundario.

Al comienzo de la obra Sonia Gómez se dirige directamente al espectador para mostrar la secuencia de movimientos de su solo originario. Una vez terminada se dispone a seguir las pautas que en directo, y libreta en mano, le va dando Amalia Fernández, que asume el rol de directora. Las luces del escenario son diáfanas, y por momentos parece que estamos asistiendo a un ensayo. Pero las intérpretes no tardan en dirigirse directamente al público con la clara de intención de implicarle en su tarea. Tanto es así, que en un momento dado le incitan a subir a escena y convertirse en improvisados bailarines y bailarines. En ese momento la música, que hasta entonces había permanecido silente, estalla en el escenario para que los espectadores bailen hasta la extenuación. Y mientras tanto ellas permanecen sentadas en el patio de butacas. Desde luego, la cosa tiene su “mijita de guasa” y se ajusta al lenguaje provocativo de la performance, pero en la escena final las creadoras no se resisten a sumergirse de nuevo en el lenguaje teatral y, por desgracia, su discurso, aunque salpicado de humor y surrealismo, resulta un tanto insustancial y tedioso.

ativo de la performance, pero las creadoras no se resisten a sumergirse de nuevo un discurso teatral que, aunque salpicado de humor y surrealismo, resulta un tanto insustancial y tedioso

Obra: Bailarina III**

Lugar: Sala La Fundición/Mes de danza, 25 de octubre

Concepto e idea original: Sonia Gómez

Dirección: Amalia Fernández

Interpretación: Sonia Gómez y Amalia Fernández