¿Qué podría hacer la Bienal por la búsqueda de nuevos valores?

No es mala idea promover en teatros de la ciudad galas de nuevos valores.

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
20 abr 2018 / 09:04 h - Actualizado: 20 abr 2018 / 09:07 h.
"Flamenco","La Gazapera"
  • El cantaor José Valencia, en el homenaje a El Lebrijano en septiembre de 2016. / Manuel Gómez
    El cantaor José Valencia, en el homenaje a El Lebrijano en septiembre de 2016. / Manuel Gómez

Ando reflexionando estos días sobre qué podrían hacer en la Bienal para poner remedio a algo que no sé siquiera sin han reparado en ello: que Sevilla se está quedando sin figuras del cante y no parece que el recambio esté asegurado. Me refiero a Sevilla capital, porque en los pueblos hay algunas voces nuevas que están funcionando, aunque más en el cante para el baile, como es el caso de José Valencia en Lebrija, Manuel Cástulo en Mairena del Alcor o Miguel Ortega en Los Palacios..

Todos graban discos y cantan también fuera del baile, pero no acaban de romper, aunque José Valencia hace tiempo que está muy considerado y que ha dado grandes recitales en la Bienal y fuera de la cita sevillana. Sin ir más lejos, salió por la puerta grande de La Bombonera homenajeando a Juan Peña El Lebrijano. Cástulo no canta para el baile y poco a poco se ha ido consolidando como un cantaor serio a tener muy en cuenta, ocupando un espacio que se quedó libre al morir cantaores como Miguel Vargas o José Menese.

La idea de recuperar el concurso del Giraldillo no sería buena, aunque miren lo que pasó en su primera edición, cuando salió casi de la nada un cantaor mairenero, Calixto Sánchez, que pasó a ser primera figura la boche en la que se alzó con el premio. Ya había grabado un elepé y llevaba cantando década y media, pero todo fue ganar ese concurso y ser una estrella. Y lo mismo ocurrió con el guitarrista sevillano Manolo Franco, ganador del I Giraldillo del Toque, en 1984. Luego no supo rentabilizar artísticamente el premio, pero nació una nueva estrella de la guitarra en una ciudad que ya no tenía al Niño Ricardo o Pepe Martínez.

No sería mala idea que desde la Bienal se promoviera, no un nuevo concurso, porque están ya desfasados y hay demasiados, pero sí unas galas de nuevos valores en algún teatro de la ciudad. Esto es algo que funcionó en una época en esta misma ciudad o en Jerez de la Frontera, y que podría ser válido para Sevilla, donde debe haber personas que canten muy bien y que no sean conocidas en los circuitos comerciales. No solo jóvenes, sino cantaores o cantaoras de mediana edad que puedan tener una oportunidad.

Sevilla no es solo una de las cunas principales del cante, sino la ciudad a la que siempre han venido intérpretes del cante de las demás provincias andaluzas. Ya en el siglo XIX, en la época de los cafés cantantes de Silverio, Juan de Dios y El Burrero, la capital andaluza era un hervidero de artistas locales y foráneos. Recordemos, por ejemplo, el desembarco de los Ortega de Cádiz, de los seguiriyeros jerezanos o los malagueñeros de Málaga y Cádiz como El Canario, El Perote, Fosforito el viejo o Chacón. Aquello fue creando una solera flamenca que dio como resultado la salida de hornadas de artistas que hicieron historia más adelante.

Que Sevilla ha cambiado es algo evidente. Y a lo mejor ese cambio invita a tomar iniciativas concretas. Algo habría que hacer con este asunto, el de la pérdida de protagonismo en el cante sevillano con respecto a otras provincias andaluzas, Madrid o Barcelona. Y no solo trabajar por el futuro de este arte que tanto nos ha dado y nos da a los sevillanos, sino también para que se conozca mejor un pasado glorioso. Y eso se consigue invirtiendo en investigación.

Espero que no caiga en saco roto esta sugerencia. Que la Bienal o alguna institución pública recoja el guante.