Quentin Gas & Los Zíngaros, el flamenco que viene de Oriente

La banda sevillana presenta su segundo álbum, ‘Caravana’, este viernes en FunClub

19 ene 2017 / 07:07 h - Actualizado: 19 ene 2017 / 07:07 h.
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  • De izquierda a derecha los cuatro integrantes actuales de la banda: Jorge Mesa, Quentin Gas, Tera Bada y Jose Vaquerizo. / Nuria Sánchez
    De izquierda a derecha los cuatro integrantes actuales de la banda: Jorge Mesa, Quentin Gas, Tera Bada y Jose Vaquerizo. / Nuria Sánchez

Hay una teoría, bien fundada, según la cual los gitanos provienen de una tribu de la India. Y de ello habla Caravana, segundo disco de Quentin Gas & Los Zíngaros, que presentan este viernes en la sala FunClub (22.00 horas, primero actuará en acústico Juan Jaramillo, cantante de Shepherd; entradas a 8 euros en Wegow y en Record Sevilla). «Este es un disco conceptual», explica Quentin (voz, guitarras), en el que «cuento esa teoría a través de varias canciones puestas estratégicamente. Es la historia de una tribu del norte de India que emigró e hizo un recorrido por el antiguo Imperio Persa, Turquía y luego se dividió en dos, por eso hay gitanos que no se parecen a los españoles: unos fueron al norte de Europa y otros a Egipto y de allí al norte de África, a Tánger y por fin a Andalucía», argumenta.

En el álbum trata de «explicar, utilizando música autóctona de esos lugares (India, Persia, Tánger...), que el flamenco viene de ahí», dice.

Quentin inició su andadura musical años atrás al frente de Los News, un grupo de estilo rock con dos discos en su haber [Automedication (2012) y If We Don’t, Who Will? (2015)]. Pero necesitaba más: «Siempre había compuesto canciones más folk que tenía guardadas. Cuando estaba creando el primer disco se me vino a la cabeza mi origen flamenco y pensé que podía hacer algo tirando por ahí», algo así «como mezclar The White Stripes con flamenco». Se alió entonces con Jorge Mesa (batería) y el fruto fue el álbum de debut Big Sur (FunClub, editado en marzo 2016), alabado por la crítica. Pero Quentin siguió explorando en su interior: «Componiendo los temas nuevos supe definitivamente cómo quería que fuese la banda». Así, entraron el pasado año Jose Vaquerizo (teclados, sintetizadores y percusión) y Tera Bada (bajo, coros) «porque las canciones evolucionan y hacía falta más gente».

Y llega, sin más dilación, el segundo disco, Caravana (Candy Rockets), publicado el pasado día 13. Sólo ocho meses después del anterior. Tan aparente premura se debe «a dos razones: una, porque me dedico enteramente a la música y compongo mucho. Estoy orgulloso de Big Sur, no reniego de él, pero esas canciones no las volveré a tocar en directo, no porque no me gusten, sino porque no pegan con la evolución de la banda». Y dos: «Necesito que la música se convierta en mi modo de ganarme la vida. Y ello sin ser comercial, porque podría dedicarme a la bachata o el reggaeton, pero no sería yo», dice Quentin, que no para: «Estoy continuamente creando. Tengo ya compuestas canciones para la mitad de un tercer disco».

COMO WOODY ALLEN

Ese frenesí también tiene que ver con otro elemento: «Hoy cuesta mucho ser original. Yo siempre he pensado en hacer algo que no se suela hacer» y así surgió «el proyecto de sacar un disco por año. Woody Allen saca una película al año desde los setenta. Quiero ver hasta dónde puedo llegar».

Con respecto al estreno, las diferencias son «todas y pocas», avanza. «Este disco es mucho mejor en cuanto a composición, a nivel de estructuras, letras... El primero era en inglés y este en castellano. Llevaba toda la vida componiendo en inglés pero un día escribí un tema en castellano y me gustó, nadie me ha convencido, ha sido un paso natural», detalla.

ORIGINAL TRATADO DE «ROCK FLAMENCO PSICODÉLICO»

Aunque con notables diferencias, evolución en suma, con respecto a su predecesor, Caravana «continúa la línea experimental de rock con tonos flamencos», explica Quentin, para el que empero «ya se puede decir que es el estilo de la banda». Un estilo que él mismo ha etiquetado como «rock flamenco psicodélico», más que nada por huir de otras catalogaciones menos atinadas: «No me gusta que nos llamen una cosa que no es. Alguna vez he leído que hacemos rock andaluz, pero no tenemos nada que ver con Triana o Medina Azahara, que me encantan y es un espejo en el que nos hemos mirado, pero no hacemos lo mismo. Tampoco me gusta eso de fusión de flamenco y rock al estilo de Raimundo Amador» Y es que «nosotros venimos de grupos como Tame Impala», zanja Quentin. En el disco tienen «muchísimo peso» los teclados. «Ya componiendo lo veía; aunque lo hacía con un riff de guitarra sabía que iba a ser tocado por teclados. Cuando llamé a Jose Vaquerizo, le encantó la idea».

MUCHAS COLABORACIONES

En el disco es fundamental Tony Picante (batería de The Milkyway Express), que compone «medio disco. Yo tenía unos temas pero le necesitaba para que fuera conceptual porque él toca sitares, laúd, saz turco...». De lujo es la aparición de Niño de Elche en Deserto rosso: «Nos conocimos en el Monkey Week y conectamos muy rápido. Lo volví a llamar meses después, le pasé la canción y le encantó. Si no es la mejor, falta poco. Es como kraut rock, es increíble cómo encaja esa voz. Escucharle me puso todos los pelos de punta».

Y luego está Andrés Herrera, Pájaro, que toca la guitarra en Caravana II, «un tema que escribió La Perrata del que cogí el estribillo, me quedó un poco western y necesitaba un toque de guitarra en esa línea». En las grabaciones y mezclas, de nuevo Fernando Zambruno (Maga, Midi Puro...): «Trabajamos muy bien los dos. Yo necesito tener todo bajo mi control y él es perfecto, porque sabe su función y me permite estar al 100% a nivel creativo. También me gusta escuchar opiniones externas y él tiene muy buenas ideas».

La gira que comienza en Sevilla les llevará a Madrid, Toledo, Córdoba, Málaga, Valencia, Barcelona y, ya en mayo, a los festivales Tomavistas e Interestelar, de nuevo en su ciudad natal.

NI CON LA FAMILIA... NI SIN ELLA

Cuando Quintín Vargas inició su carrera musical con Los News, quiso labrarse su propio camino: «Había un montón de Vargas: mi familia, la Vargas Blues Band...», de modo que adoptó el nombre de Quentin Gas –acortando el apellido–. Su abuelo, llamado como él, era tratante y corredor, «te vendía lo mismo una finca que un caballo», muy conocido en Lebrija «por las fiestas flamencas que celebraba». Su madre es la bailaora Concha Vargas, su hermano Curro toca la guitarra flamenca en ambos discos, y su hermana Carmen canta en Caravana II. «Si quise ser artista fue por mi familia», admite. Pero revela que «cuando era adolescente me aburría el flamenco, escuchaba a Nirvana, Smashing Pumpkins, Oasis». Así salió.