Dicen Esperanza Bonilla y Miguel Simón que la santidad ha hecho un discutible servicio a la memoria del intelectual Isidoro, a quien atribuyen sin el menor titubeo el título de hombre más sabio de la historia de Sevilla. Ella es bibliotecaria; él, general de división. Y ambos, junto con una decena de paisanos bajo la batuta del catedrático José Sánchez Herrero, conforman el grupo de estudio del Aula de la Experiencia de la Universidad de Sevilla que este viernes pregonará a los cuatro vientos las razones por las que es «tremendamente injusto» que esta ciudad se haya olvidado por completo de su hijo más importante, del que solo se acuerda el día del Corpus para sacarlo en procesión bajo una mitra que resalta su papel de prelado y su faceta religiosa, pero que desdeña su alcurnia cultural. Entre otras cosas, Isidoro de Sevilla fue el gran compilador del mundo clásico en los albores de la Edad Media y autor de la primera enciclopedia de la historia de la humanidad. Y para que todo el que quiera se entere de esta historia incomprensiblemente pasada por alto, dicho grupo –denominado Scriptorium Isidori Hispalensis– celebrará mañana una jornada de 9.30 a 20 horas en la Fundación Cajasol a la que podrá asistir libremente quien así lo tenga a bien.
Como llegó a apuntar Sánchez Herrero, el inspirador y aglutinador de este colectivo, la intención del mismo y de estas jornadas anuales que organiza con el apoyo de Cajasol es reivindicativa ante el estupor de comprobar cómo Sevilla ha pasado olímpicamente de uno de sus mejores hijos y de su obra. «No queremos hacer una cofradía, no queremos distintivos ni medallas, ni físicas, ni honoríficas», escribía el catedrático emérito de Historia Medieval de la Hispalense. «Respetamos, ante todo y sobre todo, la santidad del personaje a estudiar de San Isidoro, pero no lo vamos a considerar, a estudiar como santo. Respetamos su jerarquía eclesiástica: arzobispo de Sevilla; presidente del IV Concilio de Toledo en 633, pero tampoco vamos a estudiar la carrera jerárquica eclesiástica de San Isidoro, ni su carrera eclesiástico-política. Queremos estudiar al sabio, al hispalense más sabio del siglo VII, que ha influido en los autores de los siglos medievales y cuyas obras, especialmente Las Etimologías, estuvieron en todas las bibliotecas monásticas; conocer, estudiar, publicar y dar a conocer la sabiduría, la inmensa cultura, del que consideramos el sevillano más sabio de todos los tiempos, nacido en Sevilla, trabajador en Sevilla durante toda su vida y muerto en Sevilla en 636, aunque en 1064 sus restos fueran trasladados a León», donde por cierto sí que le están echando bastante más cuenta que aquí, aunque Isidoro no pisara en su vida aquel terruño. Pero se lo están apropiando a base de resaltar su figura y su obra, hasta el extremo de que ya lo llaman Isidoro de León, contradiós histórico ante el que Sevilla, con su habitual indolencia para todo lo que no sea espectáculo de calle, permanece indiferente. En parte, probablemente, por ignorancia o por ese fenómeno que en inglés se denomina lost in translation: «Si decimos que Isidoro hizo tres concilios en Sevilla y uno en Toledo, la gente piensa bah, son cosas de curas, no me interesan», dice Miguel Simón. «Pero si traduces a la terminología actual y en vez de concilio dices cumbre, entonces ya se comprende mejor el alcance».
África, Kosovo, Bosnia... fueron los escenarios de algunas de las misiones de paz en las que participó este general jubilado hace diez años. Esperanza Bonilla, por su parte, fue bibliotecaria del departamento de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla. El resto del grupo de trabajo lo integran «ingenieros, médicos, informáticos, profesores de universidad...», van diciendo al alimón. Todos ellos desembocaron en la investigación del sabio atraídos por el magnetismo de su labor descomunal y única. Puestos a elegir lo que más les gusta de su obra, el militar comenta que «Las Etimologías son veinte libros, cada uno sobre un aspecto concreto. A mí me impresiona el libro sobre la guerra, el proceso estratégico, el proceso táctico... Pero es que en otro libro habla del aborto, del feto... Y una cosa importantísima: tiene una loa a España. Con lo cual demuestra que ya en el siglo VI el concepto y la conciencia de España lo tenían completo los visigodos». Durante esta jornada del viernes, uno de los platos fuertes va a ser, como explica la bibliotecaria, «que se van a presentar las obras digitalizadas que cualquier persona puede consultar».
Entre los conferenciantes de esta larga cita del día 31 en la sala Antonio Machado de la Fundación Cajasol, con acceso por la calle Chicarreros, estarán los profesores María Adelaida Andrés Sanz, de la Universidad de Salamanca, y los de la Hispalense Joaquín Revuelta García, José Sánchez Herrero y Enrique Valdivieso. Para quienes comiencen a sentir interés por el asunto, los organizadores consideran esta jornada un «muy adecuado punto de partida» para sumarse al grupo y, quizá, acabar conformando algún día una mayoría reivindicativa que haga a Sevilla estar a la altura de sus más ilustres hijos.