El director francés Jean Paul Civeryac, consagrado hace una década con Toutes ces belles promesses, adapta un relato de la escritora británica Doris Lessing contenido en la misma recopilación que incluye Las abuelas, relato que inspiró a su vez la película Dos madres perfectas protagonizada por Naomi Watts y Robin Wright. Se trata de un texto sumamente inteligente que aborda el tema del racismo desde una óptica original y diferente, tratado más bien como un problema de clasismo en una sociedad supuestamente tolerante y abierta que asume su aceptación de las razas antaño colonizadas con más impostura que naturalidad. Victoria, la chica protagonista, queda marcada para siempre por un episodio que le lleva a conocer cuando apenas es una niña a una acomodada familia de ideología liberal y progresista. Los acontecimientos le irán descubriendo que al contrario de lo que pudiera parecer, se siente desubicada y con menos oportunidades de las que disfrutan sus iguales blancos. Rodada con gusto y delicadeza, Civeryac opta sin embargo por una voz en off permanente que no hace sino subrayar lo que ya nos indican las imágenes, lo que resta fuerza dramática al conjunto. Además, aunque pudiera parecer que reina la sutileza, lo cierto es que los personajes y las situaciones están voluntariamente acentuadas para dejar muy claro el mensaje y la denuncia expuestos. El atractivo de los personajes y las localizaciones hacen el resto para que acabe convirtiéndose en una cinta mucho más complaciente de lo que sería conveniente.
Mon amie Victoria
(**)
Sección Las nuevas olas. Francia, 95 min. Dirección: Jean Paul Cyveriac. Intérpretes: Guslagie Malanga, Nadia Moussa, Catherine Mouchet, Pascal Greggory.