Roldán, Paesa y un absorbente relato de espías a plena potencia

Alberto Rodríguez vuelve con ‘El hombre de las mil caras’

21 sep 2016 / 14:58 h - Actualizado: 22 sep 2016 / 09:48 h.
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  • El actor Eduard Fernández caracterizado como Francisco Paesa. / El Correo
    El actor Eduard Fernández caracterizado como Francisco Paesa. / El Correo

No es sencillo asirse tanto a la realidad como ha hecho Alberto Rodríguez en El hombre de las 1.000 caras. Este thriller de espionaje alrededor de las figuras del ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, y el agente secreto Francisco Paesa –entre otras grises personalidades de la crónica corrupta española– podría haber acabado siendo un didáctico telefilme con pretensiones mayores. Podría. Pero no ha sido así. El director de La Isla Mínima ha urdido la que, globalmente, es su película más redonda, la que con mayor habilidad maneja los hilos del thriller y la comedia lacerante de despacho y corbata.

Rodríguez se consagra además como un cineasta de productos con una factura abiertamente exportable. El hombre de las 1.000 caras es ejemplarmente comercial merced a un guión que no da tregua, con un ritmo que no decae ni cuando parece que la película pudiera estar tentada a perderse en el retrato de la soledad emocional del ladrón de guante blanco. Pero es, a la vez, cine de autor, ese en el que el resultado final es la suma del máximo esmero puesto en aspectos como la fotografía, el atrezzo, la dirección de actores y la banda sonora. Julio de la Rosa hace también aquí su mayor creación, con una música palpitante, electrónica, que intensifica las imágenes de forma constante.

El relato de Roldán y Paesa habla de políticos que carecen de sentido de estado alguno, de tiranía y de despotismo. «El problema de España son los españoles», dice el protagonista, invocando un viejo mantra que sigue siendo actual. Porque la corrupción permanece incrustada en el ADN patrio. En ese sentido, una historia como esta, que arranca a mediados de los 80, nos parece hoy inquietantemente contemporánea. Rodríguez tiene en su nuevo artefacto para ganar –ojalá– Goyas y distinciones, a actores en estado de gracia. Uno de ellos, auténtico hombre de las mil caras, Eduard Fernández, etarra en Lejos del mar (Imanol Uribe, 2015), ex agente secreto del gobierno español en esta nueva película. Su encarnación de Paesa es poliédrica; repulsivo en su voraz ambición, seductor con su apenas esbozado humor; incontestable en el retrato global. Si acaso fuera un problema, sucede que acaba por interesarnos más su retrato que el del propio Roldán, al que da vida con credibilidad Carlos Santos. José Coronado, como Jesús Camoes, fiel escudero de Paesa y Marta Etura, como la mujer de Roldán, redondean un reparto bien abrochado.

Contada del final hacia atrás, en un inmenso flashback, el filme del sevillano se crece en la exposición del imaginario del cine de espías (gabardinas, persecuciones, Madrid, París, Ginebra, Singapur... ) y se gusta a sí misma en los capítulos que la explican internamente, y que culminan con picos de tensión. Absorbente.

Cine / El hombre de las mil caras * * * *

España, 2016. 123 minutos. Dirección: Alberto Rodríguez. Intérpretes: Eduard Fernández, José Coronado, Carlos Santos, Marta Etura, Emilio Gutiérrez Caba. Thriller.