Aseguró una vez el escritor Enrique Vila-Matas que Rosa Montero «ama el riesgo». La nueva novela de la madrileña, La carne (Alfaguara), parece estar concebida para dar la razón a esa afirmación. «Es una novela original y muy poco convencional, tanto que apuesto a que ni un solo lector es capaz de saber cómo va a terminar», dijo ayer Montero.
También es su novela «más libre y personal», aunque no necesariamente la mejor. «Si se recorre una progresión lógica el último libro es siempre el más satisfactorio, porque la literatura es un camino de aprendizaje. Pero yo no sé si esto es del todo así. Llevo 38 años publicando. Mi sexta novela, Bella y oscura (1993), creo que es de las mejores, en cambio, La hija del caníbal (1997), que es la que más éxito ha tenido, es la más académica de todas las que he hecho, la que menos me gusta», confesó Montero en un encuentro con periodistas en la Biblioteca Infanta Elena, donde también ayer mantuvo un debate abierto con el público en una actividad del Circuito Andaluz de las Letras.
En La carne, Soledad, una mujer de 60 años que contrata a un gigoló para que la acompañe a una función de ópera, con lo que pretende dar celos a un ex amante, se ve envuelta en un suceso violento e imprevisto que lo complica todo y marca el inicio de una relación inquietante. «Es una novela que habla de muchas cosas, del paso del tiempo, desde luego, pero también de la necesidad de amar y de la vida entendida como un lance fugaz en el que devorar o ser devorado», contó.
El sexo es el otro asunto que empapa estas páginas. «La carne es también la que nos aprisiona, porque no hemos elegido vivir en el cuerpo que tenemos, la carne es la que nos hace sentirnos eternos en el goce del sexo», reflexionó. Su relato propone, de partida, una relación a la inversa de las que suelen ser moneda común en el cine y la literatura, la de una señora madura con un chico joven y atractivo. «No hay ninguna premeditada reivindicación feminista. Llevo años hablando de esto, es absolutamente normal que en algún momento de la vida alguien se sienta atraído por una persona 20 años mayor», dijo. «Hasta la Reina de Inglaterra, con todo su puritanismo, tuvo una relación con un hombre mucho más joven que ella», rememoró.
Por La carne también serpentea el pensamiento de que «la normalidad no existe». «Yo misma he tratado de escapar de ella, soy hija de la generación en la que las madres susurraban a sus niñas: ‘No te cases, no tengas hijos’. En España muchas mujeres se han visto destrozadas por el machismo, hoy en cambio la alarma vuelve a sonar, cada vez son más las mujeres que vuelven a creerse el tópico de que una mujer sin hijos no vale nada».
De ideología abiertamente progresista, feminista aun sin militancia explícita e intelectual visible en lucha por los derechos de los animales y contra la tauromaquia, Rosa Montero se sinceró ayer diciendo que vive «un momento de gracia»: «Creo de verdad y con toda la modestia del mundo que estoy escribiendo lo mejor que sé escribir, porque ha habido periodos en mi vida en los que obligarse a encerrarse en el despacho y escribir lo vivía como un sufrimiento», concluyó.