Sevilla se enfanga con fruición en la música galáctica

Más de tres horas de lluvia no impiden al público disfrutar de una segunda jornada de Interestelar en la que El Kanka y Lori Meyers triunfaron y las bandas locales entusiasmaron

20 may 2018 / 19:37 h - Actualizado: 20 may 2018 / 21:37 h.
"Música","Conciertos"
  • Actuación de los barceloneses Dorian entre una nube de confeti lanzada sobre el público. / Nerea Coll
    Actuación de los barceloneses Dorian entre una nube de confeti lanzada sobre el público. / Nerea Coll
  • Los granadinos Lori Meyers ofrecieron un espectáculo muy completo en el que acompañaron a la música vistosas imágenes. / Carlos Jordán
    Los granadinos Lori Meyers ofrecieron un espectáculo muy completo en el que acompañaron a la música vistosas imágenes. / Carlos Jordán
  • Javier Vielba, de Arizona Baby, se lo pasó igual o mejor que el público. / IE
    Javier Vielba, de Arizona Baby, se lo pasó igual o mejor que el público. / IE
  • Paraguas y chubasqueros fueron la nota dominante en el concierto de Kiko Veneno. / Carlos Jordán
    Paraguas y chubasqueros fueron la nota dominante en el concierto de Kiko Veneno. / Carlos Jordán
  • El rapero madrileño Rayden, en plena actuación. / Carlos Jordán
    El rapero madrileño Rayden, en plena actuación. / Carlos Jordán

Más tres horas de lluvia pertinaz e impertinente, desde pasadas las cinco y media hasta cerca de las nueve, no lograron deslucir la jornada de clausura de Interestelar Sevilla, con un público bizarro e incondicional que desafió este hándicap y se enfangó con fruición en la música para cerrar la tercera edición del festival en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, por el que pasaron más de 22.000 personas.

Apenas pasaban las tres de la tarde cuando se iniciaba una maratoniana sesión de doce horas que se encargaron de abrir los sevillanos All La Glory. Con sol y nubes coqueteando en el cielo, Juano Azagra y los suyos repasaron lo mejor de sus dos álbumes, desde Misfit love a The devil is on the telephone pasando por las inevitables I can’t take my eyes off you y Looking for a thrill y una versión del Dreams de Fleetwood Mac. Cierto que para entonces había apenas un centenar de oyentes, pero todos salieron satisfechos.

Los mismos –más los que iban llegando– que asistieron al set de Josele Santiago, que arrancó con Guardia civil, uno de los temas de Transilvania, su quinto disco en solitario, e incluyó otros como Ole papa, El lobo o Magia negra, éste también del nuevo. El trío Arizona Baby fue el último en actuar con sol, picante por momentos, que hizo sudar a los barbudos pucelanos e incluso provocó delirios a Javier Vielba («Lo que el mundo necesita es otro disco de Arizona Baby», afirmó en alusión a su próximo trabajo, grabado en Sevilla con el mago Raúl Pérez). Su neofolk acústico, por momentos aflamencado, gustó.

Casi tan locuaz estuvo Ángel Stanich, que empezó con Un día épico quizás barruntando lo que se venía encima. Mediado su show cayeron los primeros goterones, pero el público no se inmutó y siguió gozando de su rock surrealista. El cántabro respondió con un guiño al presentar a la banda y acabar consigo mismo: «Yo me llamo Quique Setién y vengo de Santander», bromeó poco antes de cerrar eufórico con su Mátame camión.

La lluvia ya era molesta pero El Kanka concitó e hizo bailar a miles de fans de su música, con temas como el inicial Triste trofeo, Qué bello es vivir, A dieta de dietas o Para quedarte. El cantautor malagueño fue el primer gran triunfador del día, pero no el único: también Kiko Veneno fue capaz de capear el temporal, guasón al iniciar su repertorio con Estaba lloviendo antes de repasar éxitos como Memphis blues, Joselito o Superhéroes de barrio. Otros sevillanos, Full, hicieron vibrar al personal con temas de sus dos discos tan redondos como Aullando, Alabama o Mejor opción.

Por fin amainó la lluvia para recibir a Coque Malla, que deleitó con una selección que incluía Berlín, El equilibrio es imposible de Iván Ferreiro, Guárdalo con amor –la única de Los Ronaldos–, No hay manera, en la que le acompañó Anni B Sweet, o Me dejó marchar.

Nadie se marchó, ni mucho menos, del CAAC cuando la noche aguardaba a los cabezas de cartel: Lori Meyers, que desplegaron ante una masa entregada un fantástico espectáculo visual como telón de fondo para la sucesión de éxitos: Evolución, Luciérnagas y mariposas, Pierdo el control y, como colofón, Emborracharme.

Tras el alarde de recursos de los granadinos, nada mejor que un cambio de tercio para acercarse al escenario J&B, donde actuaba la tercera banda sevillana del día. Y mereció la pena comprobar que El Imperio del Perro muerden en directo a la yugular. Pese a algún inconveniente técnico, los de Diego Cabeza empezaron briosos con Ácido, polvos o cristal y Buitres, de su debut homónimo, y pusieron patas arriba al público con Cierra la boca, la nueva Todo el mundo miente y Os odio a todos.

De vuelta a los escenarios principales, el rapero madrileño Rayden remataba su contagioso show de presentación de Antónimo, su más reciente disco, con el tema Matemática de la carne.

Las matemáticas, y el cansancio acumulado, aconsejaban ir plegando velas. Pero antes había que prestar atención a los catalanes Dorian, no en balde otros cabezas de cartel en su despedida de la gira de Diez años y un día. El electropop de Marc Dorian y compañía resultó por momentos tedioso y lineal, si bien los temas emblemáticos de su catálogo, caso de La tormenta de arena o Cualquier otra parte, lograron desatar la euforia colectiva.

Como también lo hizo el colofón a dos días de música a cargo de Nancys Rubias, que se sintieron «como en casa» en palabras de Mario Vaquerizo, loreño por parte materna. Pero bueno!!!, Peluquitas y otros hits desinhibidos sirvieron para despedir un tercer Interestelar que pudo sortear los caprichos de la meteorología y consolidarse como cita ineludible.