«Si el terror lo das hecho, el lector ni se inmuta»

El escritor José Ovejero regresa al relato con ‘Mundo extraño’

23 jul 2018 / 21:58 h - Actualizado: 23 jul 2018 / 22:09 h.
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  • El escritor José Ovejero, en una imagen de archivo. / Paco Cazalla
    El escritor José Ovejero, en una imagen de archivo. / Paco Cazalla

Sabiendo que José Ovejero conquistó en 2012 el premio Anagrama de ensayo con una obra titulada La ética de la crueldad, no puede extrañar que en su nuevo libro de relatos, Mundo extraño (Páginas de Espuma) asomen de nuevo elementos inquietantes. «He tenido esa inclinación antes, y la sigo teniendo», afirma este madrileño de 1958. «Me atrevería a decir que estos cuentos son crueles, pero en algunos la crueldad viene combinada con el humor y el absurdo. A veces están muy cerca: si exageramos lo grotesco por un lado se vuelve terror, por otro puede ser divertido. Muchos lectores se ríen con situaciones terribles», dice.

Sea como fuere, a Ovejero estas situaciones le salen «con naturalidad. Pongo a mis personajes en situaciones complicadas, y luego les veo el ángulo divertido. Nunca me impongo hacer un chiste a partir de aquellas, me salen las dos cosas juntas», agrega.

Ganador también del Alfaguara de novela con La invención del amor (2013), autor de obras como el ensayo Escritores delincuentes, las novelas Nunca pasa nada, Los ángeles feroces y La seducción y los cuentos Qué raros son los hombres, el madrileño aspira a «una coherencia que tiene que ver con las distintas formas de mirar la realidad y expresarla», afirma, para añadir al instante: «Practico casi todos los géneros, pero siempre hay en lo que escribo una preocupación por el mundo en el que vivo. Cada uno me permite contar un poquito de este mundo. Este nuevo libro, Mundo extraño, no es tan distinto, pero hay una ampliación de posibilidades».

Por otro lado, Ovejero es consciente de que las nuevas generaciones de lectores tienen una sensibilidad cada vez más entumecida: «Es posible que hayamos visto tanto, que nada nos afecta de verdad», admite. «Por eso una de mis grandes herramietas como escritor es intentar que parte de la historia ocurra en su cabeza. Por eso en alguno de estos cuentos no sucede nada en realidad, y sin embargo es aterrador, porque es el lector quien imagina. Si el terror lo das hecho, el lector ni se inmuta. Los cuentos deben poner en marcha al lector».

Sobre sus influencias, Ovejero recuerda que «antes me influyeron Cortázar, Borges, los del boom... Pero luego me fui alejando de ellos. Hoy me influyen más los novelistas. Creo que si Mundo extraño es un libro rico, viene sobre todo de un crecimiento novelístico. Son mis novelas las que han influido en mis cuentos, y no al revés», apunta.

En todo caso, el escritor sostiene que «No existen las islas en literatura, todos absorbemos influencias y las liberamos», comenta. «Y cuando escribes narrativa breve, las conexiones no tienen que ser necesariamente con cuentistas. Creo que me ha influido más Agota Kristof que otros cuentistas... Ah, y siempre procuro leer a cuentistas más jóvenes que yo. A cierta edad aprendes más de los jóvenes, desde Antonio Ortuño a Eloy Tizón, pasando por Patricio Pron o Liliana Colanzi», enumera Ovejero.

Por último, le preguntamos al madrileño si sigue escribiendo de pie, sobre una especie de atril, como solía hacer siempre. «Desde que me mudé de vuelta a Madrid es más complicado», dice. «Ahora lo hago tumbado, sentado, donde me pilla. Con la vida agitada que llevo, he aprendido a escribir hasta a la pata coja», apostilla Ovejero.