La Gazapera

Siglo y medio de Chacón

En días se cumplirán 150 años del nacimiento de uno de los cantaores más grandes, Antonio Chacón García

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
03 may 2019 / 08:24 h - Actualizado: 03 may 2019 / 09:01 h.
"Cultura","Flamenco","La Gazapera"
  • El cantaor Antonio Chacón y el guitarrista Ramón Montoya. / El Correo
    El cantaor Antonio Chacón y el guitarrista Ramón Montoya. / El Correo

El próximo 16 de mayo se van a cumplir 150 años del nacimiento de uno de los cantaores más grandes de todos los tiempos, Antonio Chacón García (Jerez de la Frontera, 1869-Madrid, 1929), aunque en Sevilla no se hayan enterado. ¿Por qué digo lo de Sevilla? Porque llegó a esta ciudad siendo un adolescente y aquí fue donde rompió como cantaor tras cantar en varias ciudades y pueblos de Andalucía. Según declaró él mismo vino la primera vez a Sevilla cuando asesinaron al Canario de Álora, en 1885, aunque creo que no llegó hasta un año después. En 1888 ya aparece empadronado con sus padres en la calle Correduría, en la Alameda de Hércules, de oficio zapatero, al igual que su padre. Pero ya cantaba y era una de las voces más prometedoras del cante andaluz, como sabían muy bien en su propia tierra, Jerez, donde había nacido, en la calle Sol del Barrio de San Miguel, el mismo barrio donde también nació el otro genio del cante, Manuel Torres.

Don Antonio Chacón fue hijo de un zapatero casado que tuvo un afer amoroso con una mujer también casada. En el registro del nacimiento del genio consta como de padres desconocidos, pero en el barrio sabían muy bien quiénes eran los padres del niño. Chacón no habló nunca de su origen, ni de la gran cantidad de hermanos que tuvo por parte de su padre y de su madre, más de una docena. Alguna vez se insinuó en Jerez que emigró pronto de Jerez por este motivo, pero lo cierto es que pasó su infancia y adolescencia en la ciudad gaditana, donde comenzó a cantar cuando todavía vivían cantaores anteriores a él como Joaquín Lacherna, Antonio y Diego el Marrurro, el Loco Mateo, Paco la Luz, Juan Junquera, El Chato o Mercedes la Serneta. Por tanto, esa fue su escuela, además de la gaditana de Enrique el Mellizo y Curro Durse y la sevillana de Silverio Franconeti y Ramón el Ollero.

Siendo un adolescente se juntó con sus paisanos Antonio y Javier Molina, bailaor y guitarrista, respectivamente, para llevar a cabo una gira por distintas ciudades y pueblos de Andalucía y Extremadura. Iban a buscarse la vida y a aprender, y en Huelva contactó con un cantaor con un veterano cantaor, Salvaorillo, tenido por jerezano pero que en realidad era natural de la localidad cordobesa de Benamejí, como descubrimos y publicamos en este mismo diario hace ya algún tiempo. La relación de Salvaorillo y Chacón no se limitó solo a su encuentro en Huelva, sino que continuó en Sevilla y luego en Madrid, donde murió el veterano cantaor.

Estando el joven Chacón cantando en un café cantante que el cantaor Juan Junquera tuvo en Utrera, lo llamó Silverio Franconeti para que cantara en su café de la sevillana calle Rosario, solo para probarlo, y como le gustó, se quedó ocho meses. No tenía Chacón ni veinte años y una voz privilegiada, así que no tardó en ganarse a los aficionados de la capital andaluza. Fueron célebres sus piques con el gaditano Francisco Lema, Fosforito, al que habían contratado en El Burrero precisamente para contrarrestar el éxito que estaba teniendo el Café Silverio con el jerezano. Fernando el de Triana contó en su libro Arte y artistas flamencos, cómo los aficionados de Sevilla se repartían entre un café y otro y llenaban las calles para disfrutar de los dos nuevos fenómenos.

Cuando a principios del siglo XX, el cante y los cafés entraron en crisis en nuestra ciudad, Chacón decidió irse a la capital de España, donde ya había triunfado también. Pero nunca dejó de cantar ni de vivir en Sevilla, una ciudad que siempre le gustó. No así Madrid, ciudad de la que dijo que “detestaba el flamenco”, aunque lo diría por algún problema, porque en realidad era se feudo artístico, la plaza donde más y mejor celebraron sus éxitos. No se puede entender el Madrid flamenco sin Chacón o este artista sin la Villa y Corte. Cuando murió, el 21 de enero de 1929, el genio jerezano fue despedido con todos los honores, como la gran figura del cante que era. Sin embargo, Sevilla, que fue la ciudad que lo encumbró, en la que se hizo artista, siempre ha ignorado a este maestro del cante. ¿Le harán algo aprovechando los 150 años de su nacimiento? No lo creo.