Sinfónica y Maestranza, cada cual por su lado

La consejera de Cultura defiende una gestión diferenciada para controlar el gasto de la orquesta

29 jun 2016 / 18:26 h - Actualizado: 29 jun 2016 / 20:00 h.
"Cultura"
  • La Orquesta Sinfónica de Sevilla, con John Axelrod al frente, en el Teatro de la Maestranza. / José Luis Montero
    La Orquesta Sinfónica de Sevilla, con John Axelrod al frente, en el Teatro de la Maestranza. / José Luis Montero

Separar la gestión de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla (ROSS) de la del Teatro de la Maestranza: ese parece ser el ingrediente clave de la fórmula que garantice la estabilidad y el futuro de la formación, tanto desde el punto de vista del comité de empresa, que así lo propuso hace un mes, como de la Consejería de Cultura, cuya titular, Rosa Aguilar, se alineaba ayer claramente con ese planteamiento: «Está claro que la gestión tierne que ser por separado», dijo. Si eso significa que tenga que haber dos gerencias distintas o no, es cosa que está por ver y un asunto en el que Aguilar no entra por ahora. «No digo dos gerentes, ni uno. Lo importante es cómo se va a gestionar. Y lo que está claro es que tiene que ser por separado».

De todos modos, las declaraciones de los gobernantes nunca son casuales, y estas se producen precisamente en puertas de que se reúna, el próximo día 4 de julio, el comité rector del Teatro de la Maestranza para ver las candidaturas a la gerencia –una responsabilidad compartida, al menos hasta fin de año próximo en que expire el mandato, en la persona de Remedios Navarro, quien anunció en plena crisis que no optaría a la reelección–. Si ello significa que puede haber noticias para entonces en la línea de esa segregación de la gestión que tanto se defiende, está por ver. «El día 4 hay una reunión que va a ser importante», recordaba ayer la consejera. «No sé si será en la que se tome una decisión, ni si será la decisiva. Estamos haciendo progresos y dando respuesta a todas y cada una de las cuestiones que quisimos todos que se pusieran encima de la mesa. Se día se va a avanzar. Si se va a tomar la solución definitiva, a lo mejor sí, a lo mejor no».

«Lo importante es hacer las cosas juntos y hacerlas bien», antepuso Aguilar, para insistir de inmediato en que, «en el marco del acuerdo, uno de los elementos que se contemplaban era que había que separar las cosas, o sea, acabar con esta confusión de miradas que había habido indistintamente en la Sinfónica y el Teatro. Lo que hay que hacer es que cada uno tenga su mirada singularizada. Hasta ahora había un espacio común que se pretendía que diese una respuesta a la necesidad de cada espacio y cada ámbito. Es normal que la Sinfónica tenga su propio recorrido, su propio itinerario, y eso no quiere decir que tengamos que buscar ningún lugar que no sea el Maestranza para que desarrolle sus ensayos y su trabajo, y el Teatro debe tener el suyo; hay que separar los órganos que administran cada lugar, cada espacio, y ahí, luego, encontrarse. Pero inicialmente, la administración tiene que ser claramente diferenciada entre los dos espacios. La Sinfónica debe tener su parte de administración y el Maestranza la suya».

Una de las razones esgrimidas para que esto sea así es que quienes están detrás de la ROSS no son los mismos que quienes están detrás del teatro del Paseo de Colón, como se encargó de subrayar Rosa Aguilar. En el Maestranza están el Gobierno central, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y la Diputación, pero en la orquesta solo están el Ayuntamiento y la Junta. Ir por separado en las cuentas servirá, entre otras cosas fundamentales, para saber –por ejemplo– quién paga qué. «No estamos todos en los dos lugares, por lo tanto lo que planteó el comité de empresa en su momento y formó parte del acuerdo es: separemos y dejemos claro cuál es la misión, la función y como la va a ejecutar la Sinfónica; tengamos nuestros propios órganos en términos de gerencia, tengamos nuestra propia administración, y luego, desde la propia administración de la Sinfónica y del Maestranza, podemos llegar a acuerdos y converger en objetivos comunes». Pero teniendo muy clarito dónde empiezan y terminan las responsabilidades de cada una de las partes. Como dice el proverbio árabe, altas tapias hacen buenos vecinos. Aquí no se trata tanto de una tapia como de poner una celosía, aunque sea, pero al menos algo que ayude a controlar.

«El día 4 hay una reunión con la voluntad de seguir avanzando», recordó una vez más la consejera. «Que se pueden concluir acuerdos, se concluirán; que no, se seguirá dialogando y avanzando, teniendo en cuenta que la voluntad que hay es sacarla con acuerdo, con unanimidad, tanto de las administraciones como del comité de empresa, y abrir para la Sinfónica una nueva etapa llena de certezas, llena de estabilidad. No solo en lo que respecta al desarrollo de la orquesta sino también en lo que es la parte de gerencia de la propia orquesta, de gestión. Que no tiene por qué estar en un mismo espacio que la gestión del teatro. Acuerdos se alcanzarán, pero cada uno desde una singularidad propia».