Una reflexión sobre la problemática de la transexualidad en el ámbito familiar. Es el punto de partida de esta obra, una suerte de drama epistolar con una fuerte impronta narrativa.
La dramaturgia gira en torno a las cartas que el personaje femenino, Soledad, recibe de su hermana Lola, a quien ella siempre conoció como Juan, ya que nació con cuerpo de hombre. La obra arranca con el momento en el que Soledad se decide a contar el proceso de evolución de su hermano y su relación con él. Para ello recurre a un actor, a quien encarga representar el papel de Lola. Nos encontramos, por tanto, con un ejercicio metateatral propio del teatro contemporáneo. Pero no es más que un macguffin hichtconiano, ya que en cuanto se despoja de su vestimenta masculina el actor pasa a encarnar directamente la figura del transexual. Soledad, en cambio, alterna la representación de su personaje con la narración de las cartas con las que su hermano/a le va contando las vicisitudes de su cambio de sexo.
Toda esa carga narrativa resta complejidad a la evolución del personaje y no acaba de dotar al relato de una profundidad dramática. No obstante, la puesta escena de Carlos Álvarez Osorio completa la dramaturgia con la escenografía y un vestuario, a cargo de Carmen Giles, sumamente evocador. Al igual que la música, toda una gama de canciones que van de la copla al musical. Gregor Acuña las canta en directo con derroche de matices interpretativos. Sin embargo, al igual que su compañera perfila a su personaje con bastante contención, determinando un ritmo irregular.
Lugar: Sala La Fundición, 15 de junio
Obra: Lola en soledad
Texto: Rosario Lara
Dirección: Carlos Álvarez-Osorio
Interpretación: Rosario Lara y Gregor Acuña
Calificación: ***