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‘Star Wars’ vuelve a la carga

El otoño se llena de cómics, novelas y enciclopedias sobre el serial a la espera de una película que lo cambiará todo

22 sep 2016 / 19:08 h - Actualizado: 23 sep 2016 / 08:18 h.
"Libros"
  • Los títulos recién publicados han adelantado a las librerías el ambiente de expectación por ‘Star Wars’. / El Correo
    Los títulos recién publicados han adelantado a las librerías el ambiente de expectación por ‘Star Wars’. / El Correo
  • El último cómic de la saga, protagonizado por Poe Dameron.
    El último cómic de la saga, protagonizado por Poe Dameron.
  • Hasta el incombustible wookie Chewbacca tiene ya su propio tebeo.
    Hasta el incombustible wookie Chewbacca tiene ya su propio tebeo.
  • Los 40 años del serial no han envejecido el invento.
    Los 40 años del serial no han envejecido el invento.

A la espera de que el 16 de diciembre llegue a los cines españoles Rogue One, el delicioso aperitivo entre comidas que la Disney tiene preparado a todos los seguidores de Star Wars tras el relanzamiento del serial el año pasado con El despertar de la Fuerza, las librerías continúan aliñando la cuenta atrás con un considerable porte de publicaciones a cual más deslumbrante y adictiva. Solo ahora, con esta eclosión de películas, novelas, historietas y enciclopedias publicadas bajo el sello Planeta Cómic, se empieza a vislumbrar cuán inmenso es el universo narrativo que ha dejado expedito la franquicia galáctica más exitosa de todos los tiempos: esto no se agota en las peripecias de los personajes principales ni de la trama central, sino que sus ramificaciones alcanzan (y van a alcanzar en los próximos años, sobre todo) una variedad, riqueza, intensidad, prolijidad y dispersión impensables hasta hace muy poco.

Tres nuevos lanzamientos editoriales para el otoño abundan en esta idea. El primero es la línea de cómics Poe Dameron, que como recordarán los seguidores de este sinvivir estelar es el nombre del audaz e impulsivo piloto rebelde que protagoniza El despertar de la Fuerza junto a Finn, el soldado de asalto desertor, y Rey, la joven chatarrera de los desiertos de Jakku y posible nueva esperanza del gremio del sable láser. Como puede verse en el número uno, todavía calentito, Charles Soule y Phil Noto componen un tebeo entretenidísimo que sabe recoger el espíritu de las películas y trasladarlo con desparpajo a unas páginas bien compuestas, dinámicas, resultonas e impecables. La misión del muy cardíaco astronauta, por orden de Leia, será encontrar a Luke Skywalker y sacarlo de su retiro, allá donde esté, porque los malos de la Primera Orden lo están buscando –se supone que no precisamente para mandarle un álbum recopilatorio de los nuevos éxitos musicales de la taberna galáctica–. Para ello tendrá que organizar una expedición (el Escuadrón Negro) y encontrar primero a un sabio al que todos daban por muerto –Lor San Tekka, el que encarna Max Von Sidow en El despertar de la Fuerza-, para que largue por esa boca y los ponga en órbita.

Además del cómic, acaba de salir una nueva novela de Star Wars titulada Tarkin, que, como también saben todos los incondicionales, es el nombre del ceñudo militar encarnado en su día por Peter Cushing en La guerra de las galaxias. Al hombre se le ha encargado construir la Estrella de la Muerte para dar matarile láser a base de reventar planetas a toda la oposición, amigos y afectos, amén de a los díscolos mundos del borde exterior tan pronto como se pongan tontos, y anda disgustado por los continuos retrasos de la obra (rasgo de verosimilitud donde los haya). Pero lo apasionante del libro de James Luceno no es tanto la historia en sí, que lo es, sino ese derroche de detalles que en las películas no da tiempo de recoger y además romperían la tensión narrativa, y que en los libros son precisamente la sal de todas las tramas. Si en La guerra de las galaxias lo importante era mostrar un primer plano de Tarkin sujetándose el mentón como pensando tengo que encontrar el modo de clavarle una estaca a Drácula, la novela se entretiene en contar cómo el sastre androide y él van estudiando la manera de hacerse los uniformes a la moda de Coruscant pero lo suficientemente cómodos para que no tire de la ingle a la hora de coordinar una masacre. Igual que se detiene también para contar la relación del protagonista con su abuelo, sus recuerdos... y todos esos matices que tanto enriquecen, nutren, revitalizan y sostienen las ficciones. Algo que borda el citado señor Luceno, del New York Times, al que hay que envidiar dos cosas por encima de todas las demás: la primera, que los encargos de novelas de este tipo le hayan permitido participar, con rango de inventor, en el llamado universo expandido de Star Wars (además de Tarkin, son suyas también Darth Plagueis, Millenium Falcon, Dark Lord: The Rise of Darth Vader, Labyrinth of Evil, otras cuantas de la Nueva Orden Jedi y más cosas); y la segunda, que viva el hombre con su mujer y su hijo en una cabaña de madera junto al río, en Maryland, divirtiéndose como un ewok en noche de barbacoa bajo un cielo plagado de galaxias lejanas.

Cómic, novela... y enciclopedia de personajes, que también acaba de salir una actualizada y ampliada. Un colosal fichero del quién es quién en el firmamento, donde la mirada, más que irse a los grandes personajes del serial (que, obviamente, están todos) se detiene a regodearse en esos otros sujetos de segunda, tercera o cuarta fila que ayudan a hacer memoria de lo que uno ha visto en el cine, mejoran su interpretación y adquieren una personalidad que en la pantalla apenas ha podido tener desarrollo (de momento, en algunos casos). Así sucede, por ejemplo, con Droopy McCool, flautista de la banda de Max Rebo, el monstruito azul narigón; el general Hux, esa especie de pichirichi nazi que sale en la última y que no se lleva bien con Kylo Ren; Ki-Adi-Mundi, el maestro jedi cereano de la cabeza como un pavía de bacalao; Maz Kanata, la legendaria espía que aparecía en El despertar de la Fuerza; Tarfful, el jefe wookie; el buhonero y narrador trashumante Bobbajo; monturas, robots, babosas espaciales, comerciantes diversos, agentes secretos, mineros, guardaespaldas, maestros, bestias y soldadesca. Imposible, a la vista está, desentenderse de un fenómeno de escala –esta vez, sí– absolutamente cósmica.