«Toda la obra de Manolo Sanlúcar está muy viva»

La bailaora jerezana regresa a la Bienal con una nueva y arriesgada propuesta, una coreografía basada en la música de ‘La Tauromagia’ de Manolo Sanlúcar, que presentará en el Teatro Central

16 sep 2018 / 21:46 h - Actualizado: 16 sep 2018 / 22:10 h.
"Bienal de Flamenco","Bienal de flamenco 2018"
  • La bailaora jerezana Mercedes Ruiz, en una imagen de archivo. / Efe
    La bailaora jerezana Mercedes Ruiz, en una imagen de archivo. / Efe

Jerezana de 1980, Mercedes Ruiz regresa a Sevilla a lo grande: con una coreografía basada en la obra magna de Manolo Sanlúcar, La Tauromagia, que presentará la noche del lunes en el Teatro central, en el marco de la Bienal.

—Entrar en la música de Manolo Sanlúcar, ¿no es para un flamenco como meterse en un templo?

—Totalmente, tiene algo de sagrado. Ha sido un regalo que Manolo quisiera que se pusiera una coreografía a una obra tan emblemática como La Tauromagia. Y meterse en su piel y en su cabeza, descubrir cómo fue su proceso compositivo, es algo que da mucho miedo y respeto a cualquiera.

—Su espectáculo es, también, un encuentro en el tiempo. ¿Cómo se baila con el lenguaje de hoy una obra que tiene tres décadas?

—El disco tiene, en efecto, 30 años, pero lo escuchas ahora y ves que es muy actual. Nada en él suena anticuado, es fresco como si lo hubiera concebido ayer. Toda la música de Manolo Sanlúcar está a la orden del día. Cuando la estudias, ves hasta qué punto está viva.

—Habiendo tan buenos guitarristas hoy, ¿por qué nos parece tan difícil imaginar que alguien hiciera algo tan ambicioso como La Tauromagia ahora?

—Para eso están los maestros. Manolo, Paco, son palabras mayores. Y La Tauromagia es una obra genial, compuesta de principio a fin sin que nada suene repetitivo. Cada pieza muestra un color distinto. Es muy humana, lo tiene todo. No solo habla del toro, sino de los sentimientos, del hombre, de su vivencia existencial.

—¿Los antitaurinos son, pues, bienvenidos?

—Claro, la música está por encima de todo eso. Hemos intentado bailar y sentir esta obra, y eso está más allá de cualquier controversia.

—¿Es usted aficionada a la fiesta?

—Soy más aficionada a Manolo. Pero con este trabajo he tenido que ver el otro punto, entender cómo sienten los toreros, cómo es su vida. Al final es un conflicto... Pero soy bailaora y no me quiero meter en ningún jardín, solo homenajear al maestro.

—La obra también rinde homenaje a las primeras bailaoras que se vistieron de hombre...

—Sí, lo hemos matizado todo mucho. No hay un hombre que haga de toro, y nos acordamos de Carmencita, La Cuenca, La Argentina, que se atrevieron a ponerse pantalones. Y, con permiso del maestro, hemos tenido que alargar la obra con poemas de uno de sus poetas preferidos, Miguel Hernández, porque el disco eran 40 minutos.

—Se cumplen 15 años del primer espectáculo de su compañía. ¿Se imaginaba que sería tan duro sacarla adelante?

—Es mucho más duro de lo que podía imaginar. mantener el nivel, las ganas y la ilusión, con los altos y bajos de esta profesión... Y lograr que las inquietudes ganen a los miedos, no es fácil...

—¿Pediría más apoyo a las instituciones, o al público?

—El público al final siempre está, le gusta ver flamenco, pero institucionalmente siempre hace falta más respaldo. Poner en marcha un proyecto cualquiera siempre supone un desembolso importante, y estamos todos igual.

—¿Es más difícil montar una coreografía, o tener al día el papeleo y la burocracia?

—Igual de difícil. Encerrarte con una gran obra como esta es duro, porque todo lo que haces te parece poco. Pero lidiar con toda la compañía, tratar de que todo el mundo esté contento, contagiar tu ilusión, y cuidar a la vez de la economía, es mucho.

—Tuvo un premio Bienal de Sevilla. ¿Cómo es el regreso a esta cita?

—No solo aquí, en cualquier festival sabes que va mucha gente que entiende, e impone muchísimo. Le tengo mucho respeto.